- Felipe VI se distancia de Mariano Rajoy.
- Y su apoyo a la opción de Pedro Sánchez regenerador le han arrastrado al fondo.
- Y es que la neutralidad es la peor forma de tomar partido.
- Mientras la reina, que ha jugado a la izquierda se lo toma a broma: "ahora te llamaré 'Philippe', París me gusta para el exilio".
- En resumen, la Reina Letizia se toma a broma el peor momento del Rey desde que accedió al Trono.
- Al final, los platos rotos los puede pagar Jaime Alfonsín.
Cuando eras un poder arbitral apostar por la neutralidad es la peor manera de tomar partido. Y cuando el partido ni se celebra entonces también el árbitro es culpable.
En esta tesitura,
Juan Carlos I hubiera optado por el borboneo de la cercanía y habría convencido a los líderes políticos de que firmaran la paz.
Felipe VI no: ha preferido aplicar el manual y, de esta forma, se ha enfrentado a
Mariano Rajoy y se ha colocado de parte del regenerador -casi de su generación-
Pedro Sánchez. Al final, el fracaso de los partidos políticos en esta minilegislatura, se ha convertido en el fracaso de la monarquía.
Un Rajoy ensoberbecido, convencido de que el pueblo español es un ingrato, no quiso formar gobierno pero cuando vio que
Pedro Sánchez, el de los 90 diputados, podría conseguirlo, hizo algo peor: intentó forzar del monarca una segunda ronda efectiva y no dar tiempo a que
Pedro Sánchez formara su Frente Popular.
Hizo mal el presidente del Gobierno, pero aún hizo peor
Felipe VI en considerar que su salvación vendría del PSOE y en escuchar a la
Reina Letizia, partidaria, no ya de la izquierda presuntamente moderada del PSOE sino de la izquierda presuntamente radical de
Pablo Iglesias. Si
Felipe VI apoyó a Sánchez, la reina apoyó a Podemos o al menos al Frente Popular formado por PSOE-IU-Podemos.
Y con mucha frivolidad, doña Letizia repitió, y no en privado, aquello de "te llamaré Philippe: París me gusta como exilio".
Sí, con esta minilegislatura, también ha fracasado el poder moderador, la Corona. Era el primer reto importante de
Felipe VI y se ha derrumbado.
Ahora tiene la enemiga de
Rajoy, el desdén del PSOE, que sigue jugando a republicano y el desprecio de
Podemos.
A lo mejor es Jaime Alfonsín, jefe de la Casa Real, quien paga los platos rotos. En Moncloa se acusa a Alfonsín de no poner coto a la superficialidad, eso sí es progresista, de la
Reina Letizia.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com