Tal y como se preveía, el arzobispo de Los Ángeles, monseñor José Gómez, ha sido elegido presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, informa Religión en Libertad.

La elección de Gómez es histórica, pues se trata del primer hispano e inmigrante que preside el órgano de los obispos estadounidenses. Con 67 años, el arzobispo de la diócesis más grande del país nació en Monterrey (México) y dada su pertenencia al Opus Dei fue ordenado sacerdote en España, concretamente en el santuario de Torreciudad. Después estuvo un tiempo ejerciendo el sacerdocio en España, antes de trasladarse a México donde estuvo hasta que en 1987 se trasladó definitivamente a Estados Unidos, añade este medio.

Cuando se convirtió en sacerdote hace cuatro décadas, el arzobispo José Gómez no esperaba que algún día lideraría la arquidiócesis más grande de los EEUU o la Conferencia Episcopal. "Sólo quería ser sacerdote", ha afirmado Gómez a CNA.

"De alguna manera, Dios quería que yo hiciera lo que estoy haciendo, y solo cuento con la gracia de Dios para poder ser fiel a lo que Dios me pide que haga", ha resaltado el arzobispo de Los Ángeles.

Como buen mexicano, José Gómez ha pedido la intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe

Como buen mexicano, José Gómez ha pedido la intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe, explicando que ha confiado todo su ministerio como obispo a la Virgen María, explica Religión en Libertad.

Su elección es histórica, pero no ha sido una sorpresa. Gómez era desde 2016 vicepresidente de la conferencia. El vicepresidente tradicionalmente es elegido para el cargo de presidente, por lo que Gómez sabía que su elección era probable, apunta este medio.

Para él, la verdadera sorpresa fue convertirse en vicepresidente hace tres años. “Para mi sorpresa, fui elegido vicepresidente, luego, una vez que eres vicepresidente, es más probable que te elijan. Todo el proceso ha sido una sorpresa para mí, pero veo que Dios me está pidiendo que lo haga, y solo rezo para que con la gracia de Dios pueda hacer un buen trabajo. El arzobispo añadió que su objetivo es "tratar de vivir lo que predico, y luego, también, mi ministerio con la gente, eso es lo más importante”.

Gómez ha obtenido 176 votos en una lista de 10 candidatos y sustituirá en la presidencia al cardenal Daniel DiNardo, arzobispo de  Galveston-Houston. Si la elección de Gómez ha sido una mera formalidad, la elección del vicepresidente, el arzobispo de Detroit, Allen Vigneron, ha sido más disputada.

Pero la pregunta es: ¿Habrá agradado a Donald Trump, guardián de las esencias y herencias anglosajonas, este nombramiento de un hispano como el presidente de los obispos católicos de su país?