• Sólo prospera, pero sin desenlace, la negociación entre el PP y Ciudadanos.
  • El PP se compromete a suspender los cargos públicos imputados por corrupción.
  • Rafael Hernando se pone tierno (o borde): "Estamos en el principio de un gran amor".
  • Pero el bloqueo sigue: Sánchez insiste en el no a Rajoy y a los Presupuestos si gobierna.

Si nada cambia habrá terceras elecciones. Nadie lo quiere, pero el principal actor, el socialista Pedro Sánchez no da más esperanzas. Quiere que Rajoy pase por la misma humillación que pasó él: presentarse a la investidura y perder. Más claro no lo ha podido dejar en la mañana de este viernes, en la que no ha querido perder protagonismo: los focos estaban en la firma del acuerdo -sólo para empezar a negociar- de Ciudadanos y el PP. "Nadie quiere terceras elecciones", ha dicho Sánchez, para añadir a renglón seguido que él hizo "lo indecible para que no hubiera segundas". ¿Vendetta, arrogancia? Una cosa está clara. Rajoy dice que le va a llamar y desde su partido añaden que no se le pone al teléfono. A eso también ha contestado Sánchez: "Anda quejoso de que no le lo cojo el teléfono. Atenderé su llamada y estaré dispuesto a reunirme con él las veces que haga falta". Ojo, pero para decirle lo que no se cansa de repetir: la postura del PSOE es no, como también es firme el no a los Presupuestos del PP. De modo que si nada se arregla, los españoles volveremos a votar en Navidad. Es lo que parece más probable si Rajoy no consigue los apoyos necesarios (176 escaños) para la investidura. Ciudadanos y Coalición Canaria no valen si el PSOE no se abstiene. Esa es la razón de que la reunión, esta mañana también, del PP (Rafael Hernando) y Ciudadanos (Juan Carlos Girauta) dé de sí lo que da; o sea poco. Han avanzado, naturalmente, pero hasta estaba fuera de lugar que Rafael Hernando se soltara con eso de que "estamos en el principio de un gran amor". Como al principio del precipicio, señor mío. Han dado pasos: la firma de un pacto_anticorrupcion con seis medidas de regeneración. Es lo que exigía Ciudadanos para empezar a negociar el a la investidura. No ha habido la parafernalia de la otra vez, el acuerdo con el PSOE. Ha sido un acto mucho más contenido, menos histórico (en la imagen). Otra cosa sería un pacto de Gobierno, pero eso, de momento, es otro imposible. Rivera se juega mucho con su apuesta, pero no quiere dejarse también la camisa. Sería un handicap demasiado gravoso ante unos terceros comicios. No obstante, el acuerdo de esta mañana obliga a algunas cosas al PP, como suspender a los cargos públicos que están imputados por corrupción y una serie de reformas si gobierna (suprimir los aforamientos, cambiar la ley electoral, etc…). Para Girauta, el espíritu de Ciudadanos es "ser útil, servir a la sociedad y contribuir al desbloqueo del país", pero para el PP "eso no basta", ha dicho Hernando. Y ha apelado a la responsabilidad del PSOE: "Ya no es tiempo de postureos". Andrés Velázquez andres@hispanidad.com