• Al menos, condenan sus ataques suicidas que han matado a más de 300 personas.
  • Desde Arabia Saudí mandan un mensaje de tranquilidad a la población, mientras en Irán advierten que "no hay más líneas rojas que cruzar para estos terroristas".
  • Atentado en Medina. "Acto de odio hacia los rituales islámicos" para los talibanes de Afganistán y "desprecio" a lo que los musulmanes consideran "sagrado", para Hizbolá.
  • Pero la monarquía saudí no está libre de culpas: es responsable del radicalismo islámico al financiar mezquitas, asociaciones benéficas, empresas…
  • Bangladesh. Tras el ataque en Dacca, el obispo cristiano, monseñor Rozario subraya que "el nombre de Dios no puede y no debe ser arrojado en medio de semejantes actos".
  • Añade que "ahora compete a los islámicos intervenir, ponerse en pie, para salvar la reputación de su religión".
  • El Pentágono anuncia su voluntad de acelerar su ofensiva, mientras Moscú advierte de la falta de atención a las "señales" rusas.
En los últimos diez días, el Estado Islámico (EI) ha incrementado su estrategia del terror con diversos atentados suicidas, con los que busca compensar las derrotas que está sufriendo en el campo de batalla. Los dos grandes grupos en que se divide el islam, sunitas y chiíes, son también sus víctimas y por una vez, le plantan cara 'unidos', pues condenan los ataques que han matado a más de 300 personas. Los terroristas han reivindicado varios atentados, entre ellos: los de Mukalla (Yemen) que causaron 38 muertos y 24 heridos; el asesinato de un cura cristiano copto en la península del Sinaí (Egipto); el asalto y el secuestro de un restaurante en Dacca (Bangladesh), que se saldó con 26 víctimas mortales de varias nacionalidades y 13 rescatados; el ataque con camión bomba en Bagdad (Irak) y otro en Siria, donde han muerto 16 personas. Pero a este sangriento balance podrían unirse otros que parecen llevar su firma: los atentados coordinados en Arabia Saudí, un ataque en Qaa (Líbano), donde murieron seis personas y 19 resultaron heridas; o el atentado en el aeropuerto de Estambul (Turquía), con 42 muertos y 240 heridos. Al hilo de este sangriento balance, desde Arabia Saudí, el ministro del Interior, Mohamed bin Nayef bin Abdulaziz, ha lanzado un mensaje de tranquilidad al país, según la agencia SPA, al señalar que "la seguridad está bien y se está fortaleciendo". Una seguridad que sí parece haber faltado en Irak, tras haberse perpetrado el mayor ataque en Bagdad en lo que va de año (250 muertos) y tras el cual ha dimitido el ministro del Interior iraquí. Mientras, desde Irán, el ministro de Asuntos Exteriores, Mohamad Javad Zarif, ha advertido que "no hay más líneas rojas que cruzar para estos terroristas. Los suníes y chiíes seguiremos siendo víctimas si no nos unimos". El atentado en Medina (Arabia Saudí), segundo lugar sagrado para los musulmanes y donde está la tumba de Mahoma, también ha acercado posturas entre los extremistas de ambos grupos. Desde los sunitas, los talibanes de Afganistán lo han calificado como un "acto de odio hacia los rituales islámicos", mientras para Hizbolá ha sido "una nueva muestra de que los terroristas desprecian todo aquello que los musulmanes consideran sagrado". Pero la monarquía saudí no está libre de culpas. Y es que es responsable del radicalismo islámico al financiar mezquitas, asociaciones benéficas, empresas… Así, se pudo ver en el caso de la organización Al Qaeda, a la que se adhirieron muchos saudíes, una historia que se repite ahora con el EI. Y dejando a un lado Arabia Saudí, ponemos el foco en Bangladesh. Tras el ataque perpetrado en su capital, Dacca, el presidente de la Comisión Episcopal Justicia y Paz en dicho país, monseñor Gervas Rozario, ha subrayado, en declaraciones a la agencia Asia News recogidas por Zenit, que "el nombre de Dios no puede y no debe ser arrojado en medio de semejantes actos". "Ahora compete a los islámicos intervenir, ponerse en pie, para salvar la reputación de su religión", ha añadido, pidiendo una condena unánime de la masacre perpetrada en Dacca. Paralelamente, el Pentágono ha anunciado su voluntad de acelerar su ofensiva contra Estado Islámico, según ha informado ABC. Conviene subrayar que recientemente, además de la ciudad iraquí de Faluya, han arrebatado a los terroristas el control de Ramadi y Hit. Mientras, Moscú ha advertido de la falta de atención a las "señales" rusas, que alertaban de terroristas ocultos en Turquía y países europeos y que podrían estar vinculados al atentado de Estambul, según la agencia Sputnik. Cristina Martín cristina@hispanidad.com