- El gran error fue la suspensión de pagos.
- A una empresa presuntamente ladrona nunca hay que meterla en concurso de acreedores.
- Con ello han descafeinado el procedimiento penal y han devaluado los activos.
- Por ejemplo, no existe inventario de los sellos porque era muy complicado.
- Deberían haberla intervenido.
- La sentencia condena a los estafadores pero los 190.000 afectados no recuperarán su dinero.
- Encima, un caso con diagnóstico preanunciado.
- Va a pasar al tercer grado y se irán a casa.
- Pablo del Val fue contratado como responsable de su colección de arte. Es decir, que era buena, pero se malvendió.
Al final
hay sentencia Afinsa. 12 años y 10 meses de cárcel para el presidente,
Juan Antonio Cano, y una gradación hacia debajo para su equipo directivo. Número de
afectados 190.000, que han logrado llevar a la cárcel a quienes les estafaron pero que no recuperarán su dinero.
Además, la causa judicial no ha podido llevarse peor. El gran error consistió en llevar a Afinsa al
concurso de acreedores (antes suspensión de pagos). ¡Qué error, qué inmenso error! Un abogado del caso lo explica así: "Es como si yo robo un camión de caviar y la policía que me detiene pone el caviar al sol y se pudre".
Veamos, a una empresa presuntamente ladrona nunca hay que meterla en concurso de creedores. Con ello, se consigue descafeinar el procedimiento penal, al tiempo que se devalúan los activos. Por ejemplo,
no se hizo un inventario de los sellos porque era muy complicado.
Lo que tenían que haber hecho es
intervenir la entidad y nombrar un administrador. Pero no se hizo, parece que por pura negligencia, por pura ignorancia o por ambas cosas a la vez. Total, 190.000 ahorradores en sellos y otros activos que
no recuperarán su dinero.
La sentencia condena a los estafadores pero los 190.000 afectados no recuperarán su dinero. Encima, un caso con diagnóstico preanunciado pero que no va a evitar que a los condenados se les aplique el tercer grado y se marchen a casa. Al menos todo indica eso.
Y ojo, lo de la valoración de activos no es ninguna tontería. Los sellos no tienen fondo de garantía de depósitos. Pero Afinsa tenía los activos físicos, además de una colección de arte que había forjado un entendido en el sector. Precisamente, Afinsa había contratado a todo un experto, como
Pablo del Val, como responsable de su colección de arte. Es decir, que era buena, pero con la entidad en concurso de acreedores nadie se preocupó de gestionar los activos como era debido: no hubo un
José Ignacio Goirigolzarri para entendernos (aunque en el caso de Bankia sí hubo ayudas públicas y en el de Afinsa, no). Por tanto, la colección de arte también se malvendió.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com