• Urbano Cairo, dueño de Rizzoli, empieza a cansarse de perder dinero en España.
  • No sólo eso: culpan a España de la errática cotización en la bolsa italiana de RCS.
  • Pero el problema no cambia: los italianos se lo piensan pero no están dispuesto a poner un euro.
  • La nueva oferta parte de los mismos que la anterior: Telefónica y los bancos Santander y Caixabank.
El dueño de Rizzoli (RCS), Urbano Cairo (en la imagen), no le hacía ascos a una fusión de El País y El Mundo, pero, ojo, no porque le preocupe la situación del Grupo Prisa, naturalmente, sino por lo mucho que le preocupa lo que más le toca: la situación de Unidad Editorial y lo que pierde en España. Pero a una operación, frustrada definitivamente, sigue otra que vuelve a escena: la fusión de El Mundo y ABC. El magnate italiano ya tiene sobre la mesa esa nueva oferta, que parte de los mismos de los partió la anterior: Telefónica y los bancos Santander y Caixabank, principales accionistas, a su pesar, de Prisa. O sea, acreedores. Otra cosa es hartazgo de Cairo, que no está dispuesto a poner un euro. Toca esperar. De momento, lo que tiene claro Cairo -y a ese argumento se agarra- es que está hasta el gorro de que los analistas le echen en cara que el negocio en España es la culpable de que RCS no despegue en bolsa. La cotización del grupo italiano RCS, de hecho, sigue estancada desde 2013. Esa realidad explica, a su vez, los encontronazos, desde septiembre, con Antonio Fernández-Galiano, presidente de Unidad Editorial, para meterle en vereda. Le ha dicho -por activa, pasiva y perifrástica- que sanee las cuentas porque no va a contar el apoyo italiano eternamente. Incuso le planteo lanzar una revista del corazón. La fusión de Prisa y Unedisa, para los principales accionistas del primer grupo, hubiera supuesto el final de su pesadilla en la gestión de Juan Luis Cebrián. Sostienen el grupo artificialmente para evitar que quiebre. Este mismo miércoles, le informamos de la presión para que venda Santillana cuanto antes. Para Cairo, por otra parte, el señuelo era tentador porque esa fusión llevaba aparejado el liderazgo indiscutible del mercado de prensa nacional (también la deportiva y económica), aunque manteniendo las dos cabeceras (El País y El Mundo). Al magnate italiano, sin embargo, no le ha convencido esa gloria por lo de siempre, que también podría frustrar una fusión de El Mundo y ABC: el dinero. Lo que Cairo quiere no es mandar o figurar sino ahorrarse pérdidas en España. En cualquier caso, el problema de fondo es inquietante. No es otro que mal momento de la prensa vegetal, que no tiene nada que ver con el mundo de la televisión, donde Cairo sí ganó mucho dinero. Rafael Esparza