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El Papa Francisco recordó que la fe cristiana es incompatible con la práctica de la magia y otras prácticas idolátricas.
Así lo afirmó en su catequesis durante la Audiencia General celebrada en la Plaza de San Pedro del Vaticano este miércoles 4 de diciembre.
En el Libro de los Hechos de los Apóstoles, San Lucas “subraya la incompatibilidad de la fe en Cristo y la magia. Si eliges a Cristo no puedes recurrir a un mago: la fe implica un abandono confiado en las manos de un Dios confiable que se da a conocer no por medio de las prácticas ocultas, sino por medio de la revelación y del amor gratuito”.
Además, el Papa advirtió que la práctica de la magia no es algo que pertenezca únicamente a épocas antiguas, y aseguró que sigue ocurriendo en las sociedades cristianas de hoy. “Yo os pregunto: ¿cuántos de vosotros van a que les hagan el tarot? ¿Cuántos de vosotros van a que el adivino les lea la mano o las cartas?”.
“También hoy en las grandes ciudades cristianas practicantes hacen estas cosas. Ante la pregunta de que, ¿cómo es que si tú crees en Jesucristo vas al mago, al adivino y a toda esa gente?, responden: ‘Yo creo en Jesucristo, pero por si acaso voy donde ellos’. Por favor: ¡La magia no es cristiana! Esas cosas que se hacen para adivinar el futuro o tantas cosas, o cambiar situaciones de la vida, no son cristianas. La gracia de Cristo te lo da todo: reza y confía en el Señor”.
La gracia de Cristo te lo da todo: reza y confía en el Señor”, dijo el Santo Padre
Este éxito del Evangelio en Éfeso gracias a la prédica de San Pablo ocasiona un daño comercial entre los artesanos que fabricaban estatuas de plata de la diosa Artemisa, cuyo principal templo se encontraba en esta ciudad.
El Santo Padre explicó que al ver cómo disminuía la actividad comercial produciendo grandes pérdidas de dinero por el abandono del culto a Artemisa por parte de los efesios cristianizados, los plateros y otros artesanos organizaron una manifestación contra Pablo.
“Los cristianos fueron acusados de haber provocado una crisis entre los artesanos, el santuario de Artemisa y su culto. El pueblo entró en agitación, pero el canciller consigue calmar a la multitud invitando a los artesanos a acudir a los tribunales”.
Recordemos que el Catecismo de la Iglesia católica prohíbe la magia en estos dos puntos:
2116 Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone “desvelan” el porvenir (cf Dt 18, 10; Jr 29, 8). La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a “mediums” encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios.
2117 Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo -aunque sea para procurar la salud-, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible. El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legítima ni la invocación de las potencias malignas, ni la explotación de la credulidad del prójimo.