- De hecho, Hacendado se mimetiza con las marcas de calidad en tiempo real. Roig lo sabe todo antes de que ocurra.
- Tras haber conseguido una cuota de mercado del 25% ya es casi imposible revertir la situación.
- Y Juan Roig se ha convertido en el tercer hombre más rico de España.
- Es lo que hoy se llama un "millonario por low cost".
- Entendámonos: ha creado una empresa laboralmente elogiable… pero a costa de destruir marcas.
- Y de consolidar el comercio de bajo precio, sin preocuparse por la calidad.
Juan Roig dirige desde Tavernes (Valencia) uno de los complejos empresariales más importantes de España:
el grupo Mercadona.
Una historia de éxito, que le ha catapultado hasta la medalla de bronce en el listado de los
más ricos de España y, no sólo eso, con una política laboral exitosa: paga mejor que las grandes superficies extranjeras (
Carrefour, etc.) y
encima ha creado una clientela fiel en todo el país.
Lo ha hecho sacrificando la calidad al precio. Y esto, en sí, no resultaría vergonzoso: quien quiera calidad que se vaya a
El Corte Inglés -que ya está arrepentido de haber lanzado las marcas de bajo coste, tipo Aliada- o al pequeño comercio, especialmente en lo que se refiere al producto fresco, y que lo pague.
No, lo malo es que el imperio
Mercadona se ha creado sobre la ruina de los productores de alimentación -a partir de ahora, proveedores- que, o bien han tenido que aceptar las ruinosas condiciones de Mercadona, o bien han tenido que vender o cerrar.
Así, en los estantes de Mercadona, la marca
Hacendado (su marca blanca) se ha impuesto, fabricada por muchas marcas independientes que subsisten como pueden o que fabrican a precio de risa.
Mercadona dispone del 25% de cuota y si no trabajas para ellos, te autoexpulsas del mercado.
Fue, sobre todo, al comienzo de la crisis cuando,
Juan Roig, decidió realizar la gran purga de proveedores. Presionó más allá de lo sensato y se volcó en Hacendado, su marca blanca, que empezó a ocupar toda la parte del lineal de venta. Además, comparando con sus competidores,
la diferencia de precio era abismal. Eso sólo se puede hacer
con esa cuota de mercado.
Al tiempo, reducía el precio de su
Hacendado y aún exigía más a los proveedores que les suministraban… su marca.
No fue el inventor de la estrategia. Antes lo habían hecho otros, como
Lidl y Aldi. La diferencia es que estas firmas de distribución lo habían hecho siempre y que, lo más relevante, su índice de proveedores no llegaba ni a la cuarta parte de los de
Mercadona.
Al final, según fuentes de la propia dirección de
Mercadona, calculan que desde que comenzara la crisis (allá por 2007) Mercadona ha expulsado de sus estantes más de 700 marcas,
a las que ha colocado al borde del abismo. Todo esto de la noche a la mañana y sin proporcionarles el tiempo necesario para reagruparse.
La 'patronal' de proveedores,
Promarca, dio la voz de alarma, pero de nada sirvió.
Roig se ha convertido en juez y parte de todo el sector alimentación español. Continúa vendiendo productos de terceros, sí, pero al mismo tiempo su poder de fiscalización sobre los mismos les asfixia: condiciones draconianas, exclusividad, exigencia de inversiones,
control de cuentas, etc., además de ser el distribuidor mejor informado de España sobre
novedades en el sector. Y un detalle que las mismas fuentes no tienen reparo en ocultar: esa información provoca que Hacendado se 'mimetice' con las marcas casi en tiempo real y
con menor precio. Roig lo sabe todo antes de que ocurra y encabeza el
triste proceso por el que la calidad desaparece ante el ataque de las marcas blancas.
Tanto es así que grandes consultores del sector ya consideran a
Mercadona como una compañía 'doscount', de descuento, es decir el 'low cost' del sector. Pero mientras el negocio responda no parece que eso le importe mucho a
Juan Roig. Él trabaja para que el pueblo compre barato, salvo, se supone, los trabajadores de sus plantas proveedoras. Cuando les preguntas por este pequeño detalle a los propios directivos de Mercadona, responden dos cosas:
- En tiempos de crisis, el precio es lo que importa,
- No se puede hacer una tortilla sin romper los huevos.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com