- En la Comunidad de Madrid, Cifuentes está procreando el monstruo de la ideología de género.
- Y no parece tener límite.
- El heterosexual se convierte en el malo de la película y, con un poco de suerte, en el ilegal.
El asunto es tan grave que preferimos ignorarlo. En
Madrid, la aspirante a todo, la choni del Partido Popular, presidenta
Cristina Cifuentes, esclava del sector más progre-necio de Ciudadanos, el que lidera Javier Aguado, está recreando y procreando el monstruo de la
ideología de género. Y no parece tener límites. Lo último es su
adoctrinamiento LGTB, que será obligatorio en todos los colegios madrileños, públicos o privados.
Ocurre como en el
aborto. Primero se empieza a pedir aborto libre, luego gratuito y, finalmente, se exige que sea poco menos que obligatorio.
Lo explica mucho mejor de lo que yo pueda hacer
Alex Rosal, en Religión en Libertad. Hablamos de la "Ley de protección integral contra la discriminación por diversidad sexual y de género, de la Comunidad de Madrid".
Dice Alex Rosal: "Con la excusa de una supuesta protección a la diversidad sexual o a la ideología de género, lo que se pretende es
imponer el pensamiento único: que todos piensen y se expresen de la misma forma; y para los rebeldes, multas. No hay sitio para los que piensen diferente. Se trata de fomentar la diversidad sexual, pero
nunca la diversidad de pensamiento ni la sana pluralidad de acoger diferentes puntos de vista".
Insisto:
homosexualidad obligatoria conseguida por métodos de lo más democráticos: los cuatro grandes partidos han votado por ella y Cristina Cifuentes se ha prestado entusiasmada. En efecto, votar Cifuentes es votar aborto, votar homosexualismo y, sobre todo, votar en liberticida.
El asombro de Alex Rosal apunta directamente al
PP: "Nunca pensé que el Partido Popular
pudiera mostrar tanto entusiasmo en votar una ley más propia de
mentalidades totalitarias que de gente que ama la libertad. Es verdad que solo dos diputados peperos (
David Pérez y Luis Peral) mostraron cordura en no sumarse a este aquelarre de modernos inquisidores, y se fueron al baño para no traicionar su conciencia".
Pero claro, a estas alturas de la historia, no parece suficiente.
Porque el espíritu es ese: el
progresismo no pide libertades: las conculca.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com