Manuela Carmena
El Comisionado de la Memoria Histórica firmó recientemente su último capítulo con la comparecencia de seis de sus miembros, incluida su presidenta, la abogada Francisca Sauquillo, y la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. Se marcha así un comité de expertos que ha trabajado mucho -presentó un compendio de toda su actividad en un libro de 180 páginas-, pero que ha logrado muy poco por parte del Ayuntamiento de Madrid, informa ABC.
Más allá de los cambios en el callejero para retirar las reminiscencias franquistas de la capital -con recursos judiciales aún por resolver-, el polémico Memorial de La Almudena ha hecho saltar por los aires cualquier posibilidad de que el comisionado prosiguiera trabajando con el Ayuntamiento.
La pertinaz intención de Mauricio Valiente de no excluir a los, al menos, 335 chequistas denunciados por ABC de la lista de 2.934 fusilados en el camposanto entre 1939 y 1944, casi acaba precipitadamente con una dimisión en bloque de los miembros del comisionado. Por eso, varios de ellos opinaron ayer al término de la rueda de prensa, que la despedida es una «salida honrosa» para evitar el «ridículo fracaso» que ese hecho hubiera supuesto para Ahora Madrid y el PSOE. «Es absolutamente vergonzoso. Me siento utilizado. Han hecho oídos sordos a todas nuestras recomendaciones», confesaba, visiblemente contrariado, Andrés Trapiello.
El origen del disenso entre las intenciones «sectarias» de Valiente y la propuesta conciliadora del comisionado arrancó el pasado mes de abril. Sus miembros expresaron a la alcaldesa la opción de realizar dos memoriales en recuerdo a los fusilados, en lugar de uno: el primero para las víctimas de 1936 a 1939; y el segundo, anunciado meses atrás, para las de 1939 a 1944. «En aras de una mayor pacificación social y de evitar la producción de nuevos agravios al tratar de evitar otros» sus miembros explicaron la conveniencia de que ambos homenajes fueran sin nombres, con códigos «QR» que permitiesen consultarlos en una web y que se levantaran en La Almudena, aunque en distintas ubicaciones. Así consta en el acta de la penúltima sesión ordinaria del comisionado a la que ha tenido acceso ABC.
Sin embargo, lejos de tomar en consideración la recomendación unánime de sus miembros, Carmena reiteró ayer la intención de incluir los nombres y apellidos de todas las víctimas, sin distinción. «Los nombres de las personas deben aparecer, porque los nombres son muy importantes», opinó ayer la alcaldesa. Apoyó así la tesis del ala más radical de Ahora Madrid, con Valiente a la cabeza, que defiende que en un mismo memorial convivan los nombres de víctimas sobre las que no pesa ninguna duda de su inocencia para expertos como Manuel García Muñoz -el ministro socialista Julián Zugazagoitia o Cayetano Redondo Aceña, que fue alcalde de Madrid durante la guerra-, con el de reconocidos chequistas como Juan Tomás Estelrich o Felipe Marcos García-Redondo, jefe de los piquetes de ejecución de Paracuellos.
Aun así, Carmena prometió discutir el segundo memorial propuesto por el Comisionado para recordar a quienes sufrieron la violencia durante la Guerra Civil por no pertenecer al bando republicano. Algo «sorpresivo» y «contradictorio» ya que tanto Ahora Madrid como el PSOE votaron en contra una proposición similar del PP en el pleno, el pasado 28 de febrero. Sauquillo quiso destacar la importancia de reconocer a «todas las víctimas». «No es lo mismo el reconocimiento que hizo la dictadura que el que pueda hacer la democracia, que tiene mucho más valor», defendió.
«Se confirma lo que dijimos: era una coartada para que la izquierda radical y sectaria pudiera hacer una lectura interesada de la Historia», opinó ayer el portavoz del PP, José Luis Martínez-Almeida. «Si gobernamos a partir de mayo del 2019, no habrá homenaje a esas 335 personas con las manos manchadas de sangre», concluyó. Por su parte, la portavoz en materia de Cultura de Ciudadanos, Sofía Miranda, también lamentó «que el sectarismo venza al diálogo y al consenso». Carmena pidió al Comisionado varias veces que continuaran su trabajo. La respuesta de Sauquillo fue tajante: «No tiene ningún sentido».