- Y eso que el presidente se niega a cambiar de actitud y acercarse a la gente.
- El CEC se engaña a sí mismo con Podemos: esto nunca será Grecia, repiten.
- No, no será Grecia, pero Pedro Sánchez recrea el frentepopulismo con su alianza con Pablo Iglesias.
- Mientras, Rajoy insiste en su tesis de que, ante una España ingobernable, en diciembre se volverá a votar con la cabeza. O sea, a él.
- Conclusión: no se va a mover, ni en materia de principios ni en ninguna otra.
- Pero son los barones regionales quienes solicitan un cambio de líder.
- Él, sin embargo, está feliz de haber reducido el prestigio de sus contrarios en el PP.
- A Rajoy sólo le quedan dos leales: Moragas y Martínez de Castro.
El núcleo duro del Consejo Empresarial de Competitividad (CEC) está formado por
César Alierta, Ana Botín, Isidro Fainé, Francisco González, Ignacio Galán y Antonio Brufau. Pues bien, la reacción de estos señores del dinero ante los resultados electorales del 24-M ha sido de placidez. Para ser más exactos, de conformismo.
En resumen, apuestan -siguen apostando- por Mariano Rajoy como líder del PP, como candidato para las próximas generales, lo que es más probable, como previsible ganador de las mismas. Quizás porque no tienen otro y quizás porque consideran que no queda tiempo para prepararlo. Eso sí, le piden a Rajoy un cambio de actitud. De Gobierno no, porque ya se sabe que Rajoy no ha hecho caso de las peticiones de
Ana Pastor y García Margallo... aunque esa historia aún no ha terminado.
Ahora bien,
más importante que la actitud de los empresarios resulta la del Duopolio televisivo Mediaset-Atresmedia. Hablamos, sobre todo, de
La Sexta -líder de audiencia la noche electoral- y de
Cuatro, todavía más progre que La Sexta y más antipepera. La noche electoral,
Tele 5 emitía
Supervivientes y
Antena 3 TV el debate más ladrillo de la noche, incluido el de RTVE.
Tanto
Berlusconi como los
Lara han apostado contra Rajoy, dado que ambos consideran que tiene más que ganar (audiencia y dinero, naturalmente) poniéndole a caldo que defendiéndole. Además, el espíritu de La Sexta se ha comido a Antena 3 TV y el espíritu de Cuatro se ha comido a Tele 5. El Duopolio es anti-PP.
No así los grandes empresarios, siempre intentando hacer de la necesidad virtud. Entre las grandes empresas del Consejo Empresarial de Competitividad (CEC) se repiten varios principios, todos ellos puestos en duda por el sentido común, pero esto es lo que hay:
1. Podemos y Ciudadanos tienen techo.
2. España nunca será Grecia.
3. El PP ha ganado las elecciones y volverá a ganarlas como lista más votada en diciembre, si hace los deberes.
Son muchos los que dudan de que
Podemos y
Ciudadanos, sobre todo los primeros, hayan tocado techo.
¿España nunca será Grecia? Pues yo diría que España puede ser Grecia, no sólo por la vía Podemos sino también por la vía sanchista del PSOE. Y esto nos lleva al tercero y más importante punto para el CEC: apenas se conocieron los resultados, el mismo domingo, el socialista Pedro Sánchez lanzó el
frentepopulismo. Ahora resulta que Podemos no eran los indocumentados ultras que podían quitarle votos: en horas pasaron de bolcheviques a hermanos en el progresismo, amigos progresistas con los que hay que pactar para echar a la derecha fascista del PP.
Los empresarios simplemente se conforman con lo que hay. Y no es para menos después de lo que han apoyado a Rajoy, casi como si fueran su agente electoral, exhibiendo los avances de la economía española y la necesidad de seguir con la misma políica económica. Otra cosa es que el Gobierno no deje de pedir: todo le parece poco y siempre quiere más. Para los empresarios, en seis meses no hay tiempo para cambios, ni en el partido ni en el Gobierno. Eso sí, le piden al presidente un poco menos de prepotencia y más bajar a la arena, acercarse a la gente… algo que el presidente no está dispuesto a hacer.
Lo han mostrado antes y durante la campaña, casi convertidos en un agente electoral de Rajoy, exhibiendo los avances de la economía española. Otra cosa es que el Gobierno no deje de pedir y todo le parezca poco.
Para Rajoy, España será ingobernable en seis meses con alcaldesas como las de Madrid o Barcelona. A partir de ahí, la gente volverá a votar "con la cabeza" (su frase favorita ahora mismo) en lugar de con el corazón. Es decir, que le volverán a votar a él.
Conclusión: no se va a mover, ni en materia de principios ni en ninguna otra.
Incluso está feliz por haberse librado de contrarios internos del tipo
Esperanza Aguirre e incluso haber debilitado a su colega, y aparentemente amigo,
Núñez Feijóo, además de librarse del avispero valenciano. Cospedal que tampoco hable mucho y Soraya que pierda toda esperanza de recibir el apoyo de los grandes empresarios apra suceder a Rajoy. Y los propios miembros del CEC que se anden con cuidado: Rajoy todavía puede dar muchos zarpazos.
Eso sí, a Rajoy sólo le queda la lealtad de su jefe de Gabinete,
Jorge Moragas, y de su portavoz,
Carmen Martínez de Castro. Le han convertido en el hombre lejano de la gente, que disfruta de su soledad.
Los que han perdido las elecciones son los barones regionales. Han perdido cargos, han perdido poder y no están dispuestos a la autocrítica: dicen que la culpa es del líder. Y en parte, razón no les falta.
En cualquier caso, Rajoy tiene una ventaja: ya no depende de
Arriola, el psicoanalista a quien ha despedido.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com