Es cierto que el pez grande se come a chico, pero hablamos sólo de poder. Lo pequeño es hermoso
Lo de la fusión entre Caixabank y Bankia, como todas las fusiones, no es más que una tendencia -difícil de resistir, lo reconozco- a eliminar lo pequeño y entronizar lo grande, cuanto más grande mejor, como si el objetivo del hombre fuera crecer en lugar de mejorar. Tanto en política como en economía.
Todos los argumentos que he oído en las 24 horas posteriores al anuncio del proyecto de fusión entre Caixabank y Bankia -hablo de políticos, banqueros, intermediarios bursátiles o periodistas- coinciden en el mismo tópico: la banca española necesita concentrarse en entidades fuertes y sistémicas. Sistémicas significa enormes, lo suficientemente grandes como para ser tan elevado el número potencial de damnificados en caso de derrumbe que, entre todos, a escote, nos veamos obligados a pagar el descosido… para que no se derrumbe. Una estafa que se pretende hacer, y se ha hecho, legal.
En fusiones empresariales, 1+1 no suman 2,5 sino 1,5… y esto en el mejor de los casos
No lo acepto. Primero, porque el objetivo del hombre en la vida no puede ser crecer sino mejorar. Tanto es así que después del crecimiento, a partir de los 30, comienza la decrepitud.
Aún peor: lo grande no es mejor que lo pequeño y, además, es ingobernable e indisfrutable. Pura hojarasca de vanidad. No hay nada más irracional que el hombre que no sabe lo que tiene ni lo que dirige. ¿Para que lo quiere si no puede disfrutarlo? Pues con instituciones y empresas ocurre lo mismo.
El argumento de que lo grande no puede caer es una engañifla: lo que quiere decir es que, cuando caiga, tendremos que sujetarlo entre todos
En cualquier caso, en materia de fusiones empresariales 1+1 no suman 2,5 sino 1,5… en el mejor de los casos. En concreto, un buen banco no es el que tiene mucho capital sino aquel que tiene poca morosidad. Y eso puede conseguirse con una sucursal o con un millar.
Eso sí, también es cierto que el pez grande se come al chico. Cierto, pero entonces ya no estamos hablando ni de solvencia, ni de rentabilidad, ni de justicia: hablamos de poder. Es la demoníaca filosofía de que la existencia es un juego de suma cero, donde lo que alguien gana, alguien lo pierde. Crecer a costa del otro supone una actitud y una conducta que todavía no han declarado herética… pero deberían.
No lo duden, lo pequeño es hermoso.