- La guerra entre el BCE y el Bundesbank es por el control del 75% del sistema financiero.
- Draghi lanza el malicioso rumor de que ese sistema está quebrado… y Alemania lo niega.
- Es la 'pequeña' banca repartida entre entidades regionales, cajas y cooperativas. Deutsche Bank, que se desploma otra vez en bolsa (-6,%%), y Commerzbank solo suponen el 25%.
- Y el Bundesbank se niega a que los inspeccionen el BCE o la Autoridad Bancaria Europea.
- Las reticencias germanas vienen de lejos, desde el euro, y la pérdida de su política monetaria.
El argumento de
Deutsche Bank y
Commerzbank cuando negaron, en agosto, una posible fusión entre ellos fue que en Alemania
hay demasiados bancos, y en eso coinciden con la presión del
BCE para impulsar las fusiones en el sector.
Draghi, en efecto,
quiere bancos de gran tamaño y muy capitalizados.
Y ahí está precisamente un nuevo capítulo de la guerra entre el BCE y el
Bundesbank, si tenemos en cuenta la peculiaridad del sistema financiero alemán.
En otras palabras, la suma de Deutsche Bank y Commerzbank -los dos grandes bancos germanos- representa el 25% del negocio bancario alemán. Y no les va muy bien. El resto, un 75%, está repartido
bancos cooperativos,
mutualidades (pocas, en los dos casos),
cajas de ahorro (un 37%), con propiedad pública, y sobre todo, los
landersbank, los
bancos regionales de los Estados federados, con participaciones industriales en las empresas de esos mismos Estados (
Baja Sajonia tiene el 20% de
Volkswagen, por ejemplo). Son parecidos en su papel al
ICO en España.
Antes de pasar a más, quede apuntado el desplome este lunes en bolsa del Deutsche Bank. Cae un 6,5% después de que
Angela Merkel haya dicho, tras la
sanción de 12.500 millones en EEUU por su papel en la crisis de las subprime, que de rescate, nada.
La acción del banco cotiza en su nivel más bajo de los últimos 24 años, 10,6 euros.
El Deutsche Bank fue uno de los bancos examinados en los
test de estrés, pero esa
inspección, del BCE o de la
Autoridad Bancaria Europea (EBA), no llega a la mayor parte de sistema financiero germano (por la capitalización de sus entidades) y ahí se juega la
guerra y sus frentes del BCE y el Bundesbank. Dicho sea también que los test de estrés afectan a 51 bancos europeos, aunque representan el 70% del sector.
Desde el BCE se ha lanzado el
malicioso rumor de que el sistema financiero alemán está en
quiebra, lo cual plantearía problemas de
rescate, pero desde el Bundesbank lo niegan.
Pero de lo no quiere saber nada el banco central germano, sobre todo, es de las inspecciones del BCE o la EBA.
El Bundesbank no acepta esa inspección. Considera que el país ya cedió bastante dejando en manos del BCE su
política monetaria tras la introducción del euro, a donde se remontan todas las discrepancias.
Y si hay problemas en el sistema financiero alemán, se defiende, los arreglarán los propios alemanes. Por ejemplo, el
NordLB -el banco regional público de los Estados federados de
Baja Sajonia y
Sajonia-Anhalt- va a adquirir el
Bremer Landesbank (
en la imagen). Las pérdidas de ese banco pueden estar este año entre 350 y 400 millones, con gran cantidad de
créditos morosos para la financiación de barcos.
La culpa de la situación de
Deutsche Bank y
Commerzbank por el estrechamiento de
márgenes está en la política monetaria del BCE, con
tipos de interés en mínimos históricos. De ahí el
grito de socorro lanzado por el Deutsche Bank. No está, como afirmó su presidente,
John Cryan, en la fuerte competencia que plantean los
bancos regionales o las cajas de ahorro, que benefician al cliente y tienen su propio modelo de negocio.
Otra cosa es que se quiera imponer otro modelo, como se quejó entonces el presidente de las cajas alemanas,
Georg Fahrenschon. Con ese modelo, añadió han desparecido las cajas de ahorros en España e Italia.
Fahrenschon se defendió atacando porque el
modelo de negocio de las cajas "puede parecer algo aburrido pero es muy estable:
"Es tomar depósitos en la región e invertirlos".
Rafael Esparza