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Unicaja y Liberbank han comenzado formalmente las conversaciones para su fusión. Las dos entidades se conocen a la perfección y todo hace presagiar que el noviazgo acabará en boda, no como el primer intento, que terminó en tragedia.
La negociación ya ha comenzado, como decimos, y uno de los primeros asuntos planteados por la entidad asturiana ha sido la gobernanza. Liberbank quiere seguir el modelo Herrhausen, adoptado en la fusión Caixabank-Bankia, pero con una pequeña salvedad: el CEO sería Menéndez (61 años) y el presidente, Azuaga (73).
Es decir, el primer ejecutivo provendría de la entidad absorbida y no de la absorbente, justo lo contrario de lo que sucede con Gortázar y Goirigolzarri en la fusión Caixabank-Bankia, y que es lo lógico: el grande debe prevalecer sobre el pequeño y en el esquema Herrhausen eso implica que el presidente debe ser de la entidad absorbida y el CEO, de la absorbente.
Recuerden el modelo Herrhausen: el presidente se queda con el periodista, el abogado y las relaciones institucionales. En el caso de Bankia, también con auditoría interna. Todo lo demás, para el CEO.
Braulio Medel se niega a aceptar la propuesta de Liberbank. El presidente de la Fundación Unicaja, máximo accionista de Unicaja Banco (49,7%), cree que es ceder demasiado ante una entidad más pequeña, menos rentable y con más necesidad de fusionarse. En definitiva, el presidente debería ser Menéndez y el CEO, Azuaga, siempre dentro del esquema Herrhausen, claro está.
Y en ese modelo, los que previsiblemente se quedarían fuera de la cúpula serían Ángel Rodríguez (65), actual CEO de Unicaja, y Pedro Rivero (82), presidente no ejecutivo de Liberbank.