- El candidato conservador a la presidencia francesa es investigado por los supuestos empleos ficticios de su esposa y sus hijos.
- Pero Fillon lucha y asegura que no ve razones para retirarse de la carrera al Elíseo: "Nadie puede impedirme ser candidato".
- Y asegura que la última decisión sobre su candidatura será sólo suya: "No es el partido el que va a decidir".
Miles de manifestantes se reunieron ayer en la plaza del Trocadero de
París para mostrar su apoyo al candidato conservador a la presidencia francesa,
François Fillon, investigado por los supuestos empleos ficticios de su esposa y sus hijos.
En el discurso pronunciado ante sus seguidores, Fillon admitió haberse equivocado al haber ofrecido trabajar con él a su mujer -"No debí haberlo hecho" -, y cargó contra quienes "sin vergüenza y sin orgullo" están pidiendo desde dentro de su propio partido que se retire de la carrera al Elíseo.
Horas después, en una entrevista concedida al canal de televisión pública France 2, Fillon aseguraba que no veía razones para retirarse de la carrera al
Elíseo: "Nadie puede impedirme ser candidato", sentenció.
Aunque anunció que hoy asistirá al consejo político organizado por el partido de Los Republicanos con carácter de urgencia para analizar su situación, aseguró que la última decisión sobre su candidatura será sólo suya: "
No es el partido el que va a decidir".
Pese a todo, reconoció haber cometido "errores": el primero, pedir a su mujer que trabajara para él, y el segundo, las dudas que tuvo para dar cuenta pública de ese asunto.
Se da la circunstancia de que
Fillon es católico. Por lo que, con esta campaña anti-Fillon, el presidente francés
Francois Hollande (
en la imagen) le hace un último servicio a la masonería: anular al único católico que puede llegar al Elíseo.
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com