• El Santander y BBVA merodearon los 100.000 millones de euros de capitalización. Hoy valen, sobre todo el segundo, menos de la mitad.
  • En agosto, al margen de subidas o bajadas puntuales, se prolonga una tendencia que viene de lejos: la pérdida de capitalización.
  • El problema afecta a los siete que cotizan en el Ibex, y a Liberbank, que vale un 63% menos que en 2014.
  • La capitalización de CaixaBank se ha reducido menos que la del banco de FG, en torno a 12.400 millones de euros.
  • El Popular está en zona de mínimos desde los 90 y la rescatada Bankia vale 4.000 millones menos que a principios de 2015.
  • Banco Sabadell y Bankinter no han salido tan mal parados y por eso su capitalización no sufre como en el resto.
  • Los valores bancarios, ahora, son para los amantes del riesgo: su negocio está amenazado y su rentabilidad, también.
La mala situación que atraviesan los bancos se mide también en su capitalización bursátil. Una cosa lleva a la otra. Si su rentabilidad flaquea -por el estrechamiento de márgenes- también pierde atractivo para los inversores. Por eso la capitalización es siempre un buen termómetro. En el caso del sector bancario, también, una prueba de su debilidad; en realidad, un suma y baja que no se mide por días, sino que viene de lejos. La evolución en los dos últimos años prueba esa tendencia y es así cómo mejor se ve el problema. Agosto, dicho sea de paso, es un paréntesis (un mes que sirve de poco como referencia por el escaso volumen de contratación). Por días han sido catalizadores de la subida del Ibex (este martes, sin ir más lejos), del mismo modo que otros fueron los protas de los reveses del índice, sobre todo a principios de mes, tras los test de estrés del BCE. A principios de año, el valor en bolsa de los ocho bancos españoles que cotizan sumaba 167.194 millones de euros. Pues bien, esa cifra  ha caído casi 38.000 millones desde entonces, hasta los 129.400 millones. Son datos medios, estos últimos, teniendo en cuenta que un día bajan y otro suben. La respuesta no está sólo en las dudas provocadas por los test de estrés del BCE, a los que se culpó de la pérdida en los bancarios de unos 9.500 millones a principios de agosto, por contagio de lo peor parada que salía la banca europea (su capitalización se redujo esos días más de 45.000 millones). Un dato: la capitalización de la entidades españolas a principios de 2015 era de 201.208 millones. El mordisco, por tanto, desde entonces es mucho mayor: superior a los 71.808 millones. Los casos de Santander y BBVA El Santander vale hoy en bolsa algo más de 55.700 millones, cuando su capitalización llegó a superar los 100.000 millones. Hace dos años valía 88.040 millones y a principios de enero, 65.676 millones. Una referencia más: ese banco emprendió una macroampliación de capital de 7.500 millones en abril 2015. La tendencia se repite con el BBVA, cuya capitalización se ha reducido de 48.469 millones en el arranque de 2015 a 34.863 millones ahora, algo más de 13.600 millones. A principios de año valía en bolsa 43.877,5 millones. En estos dos bancos ha jugado también en contra su exposición en los países emergentes: Brasil -en recesión- en el caso del banco que preside Ana Botín, y Turquía (léase, el 40% en Garanti) en el caso del que preside Francisco González. Y añadan a todo eso el factor de la inestabilidad que provoca que desde diciembre de 2015 no se haya formado Gobierno en España. Eso pesa en todo el sector financiero. CaixaBank ha reducido la capitalización menos que BBVA, en torno a 12.400 millones de euros. El valor en bolsa, a principios de 2015, era de 24.922 millones, que están ahora en 12.500 millones. A principios de año eran 19.208. El caso del Popular, Sabadell y Bankinter El caso de Banco Popular es más acusado. La entidad cae y cae. En agosto ha tocado la zona de mínimos desde 1990. La entidad ha pasado de valer 8.739 millones a principios de 2015 (o 6.800 a finales) a 4.825 millones ahora. El banco que preside Ángel Ron anunció en mayo una ampliación de capital de 2.500 millones para cubrir las pérdidas del año, y un plan para acelerar la venta de activos. En cuanto a Bankia, su capitalización se ha reducido a 8.400 millones (frente a los 12.400 con los que arrancó el año) y Liberbank, que cotiza en el mercado continuo, ha reducido su capitalización a 670 millones (a principios de 2015 valía 1.530 y un año antes, 1.766). Banco Sabadell y Bankinter no han salido tan mal parados y por eso su capitalización no sufre como en el resto. El primero amplió capital de 2015 para comprar TSB. Fue el motivo por el que en 2015 mejoró su capitalización de 8.811 a 9105 millones, pero ahora vale menos de 6.700 millones. Bankinter vale ahora 5.520 millones, algo menos de los 5.617 millones de principios de año, y menos que los 6.025 millones de principios de 2015. Razones de una agonía anunciada  Las razones de estos desplomes están, básicamente, en la caída de los márgenes como consecuencia de los tipos de interés en mínimos históricos. Vamos, en torno al 0%. Es una secuencia simple: el negocio cae -sin olvidar los créditos y activos morosos con los que cargan (unos 200.000 millones)-, lo que obliga, paralelamente, a simplificar la estructura -menos costes, más despidos- para mejorar en eficiencia. Ya les contamos que los bancos españoles destruyeron 3.398 empleos el año pasado. Y todo eso, cómo no, incide también en el modelo de negocio. Por ejemplo, la tan cacareada digitalización, que supone un ahorro y crea otro problema, la atención al cliente. Tampoco se puede perder el contacto con él, como hace más Bankia que el BBVA. El efecto se mide, cómo no también, en la necesidad de aumentar los ingresos por la vía de las comisiones bancarias. La vía más fácil para la eficiencia en el financismo en el que estamos inmersos, en cualquier caso, es que unos bancos se coman a otros para repartirse la tarta. Por eso llevamos dos años oyendo hablar de otra ola de fusiones, sobre todo en Europa. En España toca esperar, no queda otra. Tengan en cuenta, además, los cambios regulatorios en marcha, que hacen complicado hasta el delirio las exigencias de capital, y con una supervisión constante. Para que me entiendan, hace unos años -cuando los bancos eran bancos, no banca en la sombra (fondos), su última tentación- la rentabilidad era al revés que ahora: con poco capital, se obtenían rentabilidades razonables. Ahora es necesario un capital del 25% para conseguir que retorne el 5%. Eso, si todo va bien. Con todo, el problema de baja rentabilidad ataca a la banca española en menor grado que a la banca europea, como mostraros los recientes test de estrés del BCE. En términos de ROE: 7% frente al 5,8% de media de la UE. También eso se nota en los descalabros bursátiles de los bancos europeos. En el caso español, también por las advertencias (de Moody's, por ejemplo) sobre la escasa rentabilidad del sector.   Daniel Esparza