• La ralentización económica del gigante duele al coloso bancario: de Asia llegó en 2015 el 83% de su beneficio.
  • También pesa en sus resultados el plan de ajuste para reducir costes y desinvertir en activos de riesgo.
  • El HSBC no ha escapado todavía al estigma de sus oscuras prácticas bancarias como la evasión de capitales.
  • Y a todo lo anterior se une la incertidumbre por el Brexit, que marca "una nueva era para el Reino Unido y sus empresas".
Una salvedad en los resultados del gigante bancario británico HSBC de los últimos dos años, los del primer semestre de este año. Ya no caen por las multas que paga -o las provisiones a las que obliga pagarlas- o por su complicidad con cosas como en la evasión de capitales o manipulaciones varias. No, esta vez cae el beneficio -y no poco, un 28%- , pero no por sus trampas, sino por la ralentización económica china "en un año turbulento", como ha dicho el presidente del HSBC, Douglas Flint. Tengan en cuenta que Asia representó el año pasado el 83% del beneficio. Si China se resfría, el HSBC también lo paga. Y a eso se ha unido, todo hay que decirlo, el ajuste puesto en marcha desde octubre por el consejero delegado, Stuart Gulliver (en la imagen), para reducir costes y desinvertir en activos de riesgo. Esa dinámica, que le obligó a cerrar capítulo en países tan importantes como Brasil, no ha terminado, y también supura los resultados del gigante global y primer banco europeo. Entre enero y junio, ha ganado 8.671 millones de euros brutos, un 29% menos, o si lo prefieren, 6.170 millones netos, un recorte del 28%. También caen sus ingresos, un 14%, hasta 24.195 millones de euros. El Brexit también ha influido, aunque el referéndum se celebró el 23 de junio, pero el impacto puede ser mayor en los próximos meses. Como ha señalado el presidente de grupo, Douglas Flint, el 'no' británico a la UE deja claro que "estamos entrando en un periodo de mucha incertidumbre donde los riesgos económicos se ven superados por eventos políticos y geopolíticos". La negociación todavía no ha comenzado. En esa línea, la entidad ha informado que planea efectuar una recompra de acciones por valor de 2.270 millones de euros para "reducir el número de acciones estándar ordinarias". El grupo todavía británico (amenazó con abandonar su sede en Londres, que comparte con la de Hong Kong) decidió cambiar de estrategia a finales de 2015, tras los escándalos que han sacudido su reputación en los últimos meses, especialmente la evasión fiscal masiva orquestada desde su filial helvética. Gulliver aceptó entonces ese daño y anunció, paralelamente, una serie de medidas para reducir drásticamente los costes, entre 4.000 y 4.500 millones. Entre ellas, un recorte del 25% de la plantilla -otros 50.000 empleados a la calle- y la salida de algunos países como Turquía o Brasil. La purga en puestos de trabajo del banco crece si ampliamos el foco. Desde hace cinco años ha despedido 87.000 empleados, ha abandonado 17 países, hasta quedarse en 71, y ha desertado de muchas ramas de negocio, coincidiendo con la investigación de los reguladores por sus oscuras prácticas bancarias. Andrés Velázquez andres@hispanidad.com