Quizá si alguien en primera persona le explica a la ministra de Educación qué puede suponer para los discapacitados el cierre de los centros de educación especial -si se aprueba la 'ley Celaá- doña Isabel sea capaz de entenderlo. 

Eso es precisamente lo que ha hecho a través de un vídeo, Nacho, un joven con parálisis cerebral. 

En la «ley Celaá» hay una disposición adicional que alude a la intención de dotar de recursos a los centros ordinarios para que, en el plazo de diez años, puedan atender a los alumnos con discapacidad, mientras que los centros de educación especial se quedarían solo para casos «de atención muy especializada», es decir, alumnos con muy graves discapacidades.

Para los padres de asociaciones de familia que llevan a sus hijos a centros de educación especial el proyecto de ley suprime, de facto, este tipo de educación al vaciarla de recursos y de financiación y al pretender incorporar a la escuela ordinaria las necesidades especiales de estos alumnos conseguirá el efecto opuesto al esperado. Estaremos atentos a la respuesta de Isabel Celáa a Nacho y a los padres de niños con discapacidad.