Desconozco la autoría –me dicen que de un escritor húngaro- pero en este caso lo que importa es el contenido, no el copyright. El diálogo de nasciturus lleva tiempo corriendo por internet y también desconozco el origen del periplo, pero tampoco me importa. No se lo pierdan: es un diálogo entre dos nonatos, dos fetos en el vientre de una madre: el ateo y el creyente.

Obedece a una de las grandes verdades olvidadas, uno de los principios más repetido por el todopoderoso jefe de gabinete de Pedro Sánchez (el mejor, y único cerebro de La Moncloa) Iván Redondo: si no lo sabes explicar, no lo sabes.

Pues bien, de vez en cuando surge un genio que nos cuenta cuestiones bien profundas pero que encima las sabe explicar y hacérnoslas próximas y comprensibles a todos. Hablo de este diálogo corto pero enjundioso, entre dos nonatos, dos fetos, dos nasciturus, que viven en el seno materno, según costumbre. Creo que a pesar de su brevedad no dejan asunto sin tocar:

En el vientre de una madre había dos bebés.
Uno le preguntó al otro:
- ¿Crees en la vida después del parto?
El otro respondió:
- Por supuesto. Tiene que haber algo después del parto. Tal vez estemos aquí para prepararnos para lo que vendrá más tarde.
- Tonterías, dijo el primero, ¿qué clase de vida sería esta?
El segundo dijo:
- No lo sé, pero habrá más luz que aquí, Tal vez podamos caminar con nuestras propias piernas y comer con nuestras bocas. Tal vez tendremos otros sentidos que no podemos entender ahora.
El primero dijo:
- Esto es absurdo El cordón umbilical nos proporciona nutrición y todo lo que necesitamos. El cordón umbilical es muy corto. La vida después del parto está fuera de discusión.
El segundo insistió:
- Bueno, supongo que hay algo y tal vez sea diferente de lo que es aquí. Tal vez ya no necesitemos este tubo físico
El primero cuestionó:
- Tonterías, y además, si realmente hay vida después del parto, entonces ¿por qué nadie ha vuelto de allí?
- Bueno, no sé, dijo el segundo, pero seguramente encontraremos a mamá y ella nos cuidará.
El primero respondió:
- ¿Mamá? ¿Realmente crees en mamá? Esto es ridículo. Si mamá existe, entonces ¿dónde está ahora?
El segundo dijo:
-Ella está a nuestro alrededor. Estamos rodeados por ella. Somos de ella. Vivimos en ella. Sin ella este mundo no sería y no podría existir.
Dijo el primero:
-Bueno, no puedo verla, así que es lógico que no existe.
A lo que el segundo respondió:
- A veces, cuando estás en silencio, si te concentras y realmente escuchas, podrás entender su presencia y escuchar su voz amorosa."

Y la verdad: no tengo nada que añadir, me siento incapaz de completar ese cuadro: es un cuadro acabado y perfecto.