• Y FG espera que se lo regalen.
  • El problema es que no es un banco especializado, ni geográfica ni temáticamente.
  • Y que los alemanes siguen pidiendo mucho por él, claro está.
Han pasado seis meses desde que en Alemania dieron el visto bueno a la venta de Deutsche Bank España. Efectivamente, en marzo se pusieron en marcha todos los mecanismos para colocar la red de la filial española al mejor postor. Tan seguros estaban de su éxito en la central, en Fráncfort, que se marcaron un plazo: antes de que terminara el primer semestre. Pero el asunto no se ha resuelto y amenaza con enquistarse. Por de pronto, a los tres grandes bancos españoles, Santander, Caixabank y BBVA, no les interesa. Caixabank fue el primero que se cayó de las quinielas. La red de Deutsche Bank España no entra en sus planes. Por su parte, el Santander está a lo que está, y lo que le queda. Lo cierto es que la entidad que preside Ana Botín nunca mostró mucho entusiasmo por la filial del banco alemán. Por último, el BBVA, que sí mostró interés nada más abrirse la veda. Pero ya entonces, FG dejó claro que no estaba dispuesto a pagar los 750 millones de euros que, según los analistas, podía valer la red del Deutsche en nuestro país, esto es, 235 oficinas con unos 2.500 empleados; 650.000 clientes y unos 16.000 millones en activos. No, como mucho, FG estaría dispuesto a pagar la mitad. El problema de la filial de la entidad alemana es que no es un banco especializado, ni geográfica ni temáticamente. La red del Deutsche se distribuye por las grandes ciudades y por algunas zonas turísticas como Baleares, la Costa Blanca (Alicante) y la Costa del Sol (Andalucía). Y entre sus clientes hay extranjeros jubilados y ejecutivos de multinacionales. No está mal, pero a estas alturas de la consolidación del sector, no parece suficiente, sobre todo si lo que se pretende es venderlo a un precio elevado. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com