José Antonio Álvarez, CEO del Santander, y Carlos Torres, CEO de BBVA
La comisión del Congreso que investiga la crisis financiera ha concluido el jueves 6 de septiembre con la comparecencia de José Antonio Álvarez, consejero delegado del Santander. Un día antes, el miércoles, fue el número dos del BBVA, Carlos Torres, el que respondió a las preguntas de los diputados en sede parlamentaria.
Primera idea-fuerza: los dos grandes bancos españoles quieren convencernos de su gran aportación al saneamiento del sector, pero ni el Santander le ha ahorrado 36.000 millones al Estado con el Popular ni el BBVA saneó Catalunya Caixa. Más bien, fue un chollo que le costó a los españoles 13.000 millones de euros. Proporcionalmente, fue el saneamiento más costoso para los contribuyentes.
Además, cuando habla de 36.000 millones, Álvarez no tiene en cuenta los activos del banco
Los números de Álvarez son las Cuentas del Gran Capitán. En primer lugar, si el Popular le hubiera costado 36.000 millones al Estado significaría que estaba en quiebra, y no lo estaba. La prueba: el propio Santander aseguró, desde el primer momento, que tras la adquisición del ‘Popu’ lograría un retorno del 14%. El jueves, Álvarez concretó un poco más: el beneficio del Popular -ahora integrado en Santander España- alcanzará los 1.000 millones anuales. ¿Quiebra? ¿Quién dijo quiebra?
Otrosí: cuando habla de 36.000 millones, Álvarez no tiene en cuenta los activos del banco. Porque, ¿acaso no tenía el Popular carteras de crédito, inmuebles, etc. el 6 de junio de 2017? Es el mismo argumento que utiliza José Ignacio Goirigolzarri para justificar el rescate de Bankia. Según Goiri, la liquidación de la entidad habría costado 60.000 millones de euros a los contribuyentes. Claro, sin contar con los activos que tenía entonces la entidad, que algún valor tendrían.