Carolina Darias defiende la vacuna de AstraZeneca a pesar de los efectos secundarios mientras Europa solo le exige al laboratorio que cumpla los plazos de entrega
Llama la atención el empeño de Bruselas y del Gobierno español por defender a AstraZeneca y su vacuna contra el Covid. Efectivamente, mientras Italia, Austria, Países Bajos, Rumanía, Dinamarca, Noruega, Bulgaria y Luxemburgo han paralizado el suministro de esta vacuna o de algún lote concreto por sus efectos secundarios, desde Bruselas insisten en la firma británica.
Además de los efectos secundarios, AstraZeneca ha incumplido constantemente los plazos de entrega acordados, algo que ha llevado a la portavoz principal del ejecutivo comunitario, Éric Mamer a admitir este viernes que el laboratorio tendrá que hacer “esfuerzos adicionales”. Muchas amenazas, pero, al final, pocas sanciones.
Más llamativa está resultando la posición del Gobierno Sánchez, que lejos de amenazar al laboratorio, ha salido en su defensa. “La vacuna de AstraZeneca es segura”, ha afirmado este viernes la ministra de Sanidad, Carolina Darias, que el jueves pidió “prudencia y tranquilidad” tras los efectos secundarios de algunos vacunados. Más que ministra, parece portavoz -o portavoza- del laboratorio.
Tanto es así que Asturias, Andalucía y Casitlla y León han decidido paralizar la vacunación a pesar del apoyo de Darias.
En cualquier caso, no se entiende por qué Bruselas -y España- no se acoge a la más eficaz, más segura y más innovadora vacuna de ARN-m, de Pfizer y Moderna. Hablamos de una vacuna sintética que, en lugar de inocular virus atenuado (proteína de un virus), lo que hace es transmitir las instrucciones sobre cómo producir la proteína directamente. El laboratorio norteamericano lleva más de diez años trabajando en esta tecnología y ya comprobó su eficacia con la vacuna contra el ébola.
Y mejor todavía, la técnica del ARN-mensajero no utiliza, como sí hace AstraZeneca, la rusa Sputnik, la recientemente aprobada de Johnson&Johnson y las vacunas chinas, líneas celulares provenientes de abortos. Sí, son abortos realizados hace treinta años -las vacunas han sido calificadas por la Iglesia como “moralmente aceptables”-, pero qué duda cabe que sería mejor poder prescindir de ellas.