- El banco de las 'APIs' (interfaces públicas de aplicaciones) atesora conexiones preparadas para hablar con otras máquinas… que BBVA no utiliza.
- Por dos razones: para no canibalizar su propio negocio.
- Y porque aún le queda una generación de clientes no digitales (sus mejores clientes).
- FG se encuentra en un callejón sin salida: si se convierte en una 'fintech' (financiero-tecnológica) se le derrumban los márgenes.
- Eso sin contar con que siempre habrá un Google con dinero para convertirse en banco global.
- En resumen: ¿cómo alumbrar el nuevo BBVA sin asesinar al viejo BBVA?
El presidente del BBVA,
Francisco González (
en la imagen) tiene un Ferrari muy costoso pero no puede sacarlo a la calle:
la joya permanece oculta en el garaje.
FG se puso a la cabeza en eso de la banca digital. Tan emocionado estaba nuestro hombre que pensó en
cerrar la red de oficinas 'presenciales' en cuanto tuviera preparado su
BBVA electrónico. Fue cuando su plantilla tradicional, la vetusta plantilla que sacaba adelante la cuenta de resultados, empezó a hablar de la PBD (la "puta banca digital", por sus siglas en baturro).
Ahora
se lo toma con más calma, porque se ha dado cuenta de
que ha comprado un Ferrari en Kazajistán, país con déficit de autopistas. Sabe que el cambio tiene que ser lento y que la pregunta es la misma: ¿cómo hacer que crezca el pollo?
Traducido: el banco de las 'apis' (interfaz pública de aplicaciones), que así le gusta llamarse,
atesora aplicaciones que no utiliza y que no puede abrir a terceros con menos costes.
Los friquis pondrían sus propios bancos pegados al balance del BBVA.
Y no puede
lucir el Ferrari en la calle por dos razones:
1.- Para no canibalizar su propio negocio. Entiéndase: el interés ya no es rentable,
vamos hacia la banca islámica, la banca de las comisiones. Pero es que la banca digital supone dividir por tres, en el mejor de los casos,
a las comisiones creadas por servicios. En definitiva: si lanza el nuevo
BBVA se canibaliza y asesina al viejo BBVA.
2.- En segundo lugar,
el Ferrari continúa en el garaje porque al BBVA aún le queda una generación de clientes no digitales (sus mejores clientes).
En resumen,
FG se encuentra en un callejón sin salida: si se convierte en una 'fintech' (financiero-tecnológica) pierde rentabilidad.
Y lo peor es que siempre habrá un
Google, nacido digital, que compita con el BBVA, porque ya nació en ese universo y que, encima, posee dinero para convertirse en banco global.
O lo que es lo mismo: ¿cómo alumbrar el nuevo
BBVA sin asesinar al viejo BBVA? El Ferrari en el garaje.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com