Unilever ha logrado mantener su beneficio neto en 2020 en niveles similares a los del año anterior, pues se ha situado en 5.581 millones de euros (-0,8%), pero ha reducido ligeramente las ventas un 2,4%, hasta 50.724 millones. A la vista de esto parece que no ha notado el efecto de la pandemia del coronavirus, pero sí se ha visto afectada negativamente por el tipo de cambio: sin este impacto, habría ganado un 6,1% más y habría facturado un 3,5 más. Un impacto que también notó en los nueve primeros meses

La multinacional anglo-holandesa de alimentación, belleza y cuidado del hogar también ha logrado rebajar su deuda neta, concretamente en 2.200 millones, hasta dejarla en 20.900 millones. De los 50.724 millones de facturación anual, 12.102 millones han correspondido al cuarto trimestre, y se desglosan en: 21.124 millones (-3,4%) del negocio de belleza, 19.140 millones (-0,8%) de la división de alimentación y bebidas, y 10.460 millones (-3,4%) del negocio del hogar.

De cara al futuro, Unilever continua “trabajando para separar el negocio del té a medida que evolucionamos nuestro portfolio”, ha señalado el CEO, Alan Jope. Asimismo, la prioridad es impulsar su presencia en EEUU, India y China, que aportan el 35% de los ingresos, y aprovechar su fortaleza en países emergentes.

Unilever es propietarias de conocidas marcas, como Frigo, Calvé, Knorr, Hellmanns, Maizena, Dove, Axe, Rexona, Pond's, Skip o Mimosin, entre otras muchas. En España le gusta vender pero no tanto producir -como a Nissan-: sólo lo hace en la fábrica de Leioa (Vizcaya), donde elabora salsas, y tiene oficinas en Viladecans (Barcelona). Además, a lo mejor puede dar ideas ahora que Gobierno y Más País han acordado un programa piloto para implantar la semana laboral de cuatro días, dado que se apuntó a la idea de Jacinda Arden, primera ministra de Nueva Zelanda, y ensaya allí esta medida... donde sólo emplea a 81 personas