- Convocar a los vampiros no es bueno para los accionistas.
- Por el momento, HSBC insiste: se niega a aportar 250 millones de euros más.
- Aunque claro, los fondos exigirán rentabilidad asegurada y respaldada por activos.
- Y, a la postre, trocearían y destrozarían Abengoa.
- Pero es que los acreedores no están dispuestos a que Benjumea les sorprenda con nuevas grietas.
- Aseguran que, de seguir así, ninguna ampliación de capital servirá para nada.
- Y el HSCB tampoco quiere saber nada de cambios en el equipo directivo. Le preocupa más el dinero.
- Lo que significa que el candidato de Ana Botín para la Presidencia ejecutiva, es decir, Javier Monzón, tendrá que esperar.
- Algo es algo, nadie quiere el concurso de acreedores: el coste de las provisiones para las entidades se dispararía.
La crisis de
Abengoa no termina y se complica. Ahora, la banca acreedora ha abierto negociaciones con fondos para que aporten los 250 millones de euros que se niegan aportar ellos para circulante,
alegando que ya pusieron 160 millones de euros sobre la mesa. Ahora, según los cálculos de KPMG, se precisan 250 millones más. Y es ahí donde la banca, especialmente el
HSBC, montó en cólera. Y no fue el único.
Que lo pongan los fondos, los 'vampiros', ha sido su respuesta.
Según han comunicado a Hispanidad fuentes de los acreedores, es nuevamente el HSBC el más firme en su posición.
Todos saben lo que significa la entrada de fondos. Los vampiros exigen rentabilidad asegurada y respaldada por activos. Es decir, que se iniciaría el troceo de Abengoa. No, la entrada de los fondos
no supone la mejor opción para el accionista.
Pero otros bancos apoyan la moción dado que la otra alternativa, la del concurso de creedores, significa cobrar lejos pero provisionar ahora.
No,
no habrá concurso de acreedores, tampoco se defenderá la ampliación, aunque el HSBC recuerda que ninguna ampliación servirá para nada
si el equipo Benjumea sigue presentando nuevas grietas, nuevos agujeros y las correspondientes nuevas peticiones de circulante.
¡Ah!, el otro acreedor importante, el
Santander, capitán, junto a HSBC y Credit Agricole del comité de acreedores principales insisten en cambiar al equipo gestor. Ya
no les vale el que dejara Benjumea (
en la imagen), pues no se fían de él.
Ana Botín quiere colocar a
Javier Monzón -el ex de Indra- no como consejero sino como ejecutivo primero, en calidad de presidente o de Ceo. El problema radica en el enfrentamiento de Monzón con el Gobierno Rajoy durante toda la legislatura en Indra y que
Fernando Abril-Martorell, su sucesor, se mantiene en sus trece de aflorar pérdidas y culpar a Garzón.
En cualquier caso,
HSBC quiere solucionar primero las cuentas, luego ya hablaremos del equipo directivo.
Recuerden: la banca acreedora, verdadera propietaria de Abengoa, aportó 160 millones de euros para circulante pero Benjumea y los chicos solicitaron otros 200. La banca le pidió a KPMG, bajo amenaza de paralizar la ampliación, que hiciera sus cálculos. El resultado no pudo ser peor: no se necesitaban 200 millones de euros sino 250. ¿
Y si surgían nuevas grietas en el futuro?
Y cuando todo el mundo pensaba que -a la fuerza ahorcan-
la banca iba a ceder y aportar esa cantidad, las entidades dicen que no, que mejor llamar a los
fondos buitres y que los vampiros comienzan a desguazar Abengoa, financieramente o de forma más real. Es decir,
vender por trozos o lo vendemos entero.
En definitiva, en Abengoa vuelve a operar el mismo principio que en cualquier otra empresa sobre endeudada: más vale ponerse una vez colorado que 25 amarillo. Porque a la quinta de esas 25 ya nadie te cree. Eso es lo que le ha pasado a
Felipe Benjumea.
Ahora bien, dejar a
Abengoa en manos de los vampiros no sólo es malo para sus accionistas, es malo para España.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com