El informe de la UCO de la Guardia Civil sobre la corrupción del número 3 del PSOE, Santos Cerdán, provocó ayer un tsunami político: el afectado dimitió y dice que deja el acta de diputado. Pero Pedro Sánchez, haciendo falsos mohínes en una rueda de prensa, y fiel a su máxima de conservar el poder a toda costa, ni dimite ni convoca elecciones. En cualquier otro país democrático del mundo lo hubiera hecho ya hace meses. 

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