Beatrice celebra con sus amigos cercanos y familiares la publicación de su libro, un relato donde verbaliza como ha cambiado su vida tras el accidente sufrido por su marido, Frederic, donde perdió la vista y ahora no puede evitar decir todo lo que piensa. Sin embargo, el libro provoca malestar porque, aunque Beatrice ha cambiado los nombres, los amigos se reconocen en los personajes que describe.

Muy esperanzadora en la propuesta de que el amor puede superar barreras, ese reencuentro de amigos, que sirve de catarsis, mete este film en la misma lista que otras películas francesas del mismo tipo como Pequeñas mentiras sin importancia (2010), que tuvo gran éxito en el país vecino, y de la que el próximo 8 de noviembre se estrenará su secuela: Pequeñas mentiras para estar juntos.

El buenismo que preside su desarrollo también incluye que se disculpe alguna relación extramatrimonial como un mal menor, porque la frivolidad preside muchas relaciones de pareja en este film.

Para: los que les gusten las comedias francesas ligeras.