Las obras de arte y los negocios que giran alrededor de ellas tienen cierto “misterio” para los profanos en la materia y despiertan indudable interés. En esta película ocurre, que noscuenta el periplo de un anciano comerciante de arte que busca la obra definitiva para demostrar su valía profesional y jubilarse de manera honrosa. Su oportunidad llega cuando descubre un cuadro de un artista anónimo cuya autoría cree que se debe a uno de los grandes maestros.

Desde Finlandia llega esta pequeña joya cinematográfica firmada por el director Klaus Härö, que entusiasmó con El profesor de esgrima, y que vuelve a realizar una gran película mostrando también, de alguna forma, una relación maestro-alumno, desde el momento en que el nieto del protagonista empieza a cambiar de actitud personal y tener interés por sus estudios gracias al reto que le pone sobre la mesa su abuelo, de investigar y descubrir quién fue el pintor responsable del retrato y la razón por la que no firmó su obra.   

En este profundo drama, de ritmo pausado, también se hace una radiografía de un hombre que sacrificó todo por su negocio, incluso a su familia, y que, en la vejez, se ha arrepentido de ello y ve complicado una vuelta atrás.

Lo dicho, una gran película.

Para: los que quieran ver una película de calidad y con trascendencia