Hace tiempo que los banqueros perdieron el sentido de la realidad y el sentido, no menos importante, de las proporciones. Los reguladores-políticos, sin embargo, no los han perdido porque nunca los tuvieron.

Al rebufo de la fusión Caixabank-Bankia han despertado todos los demonios dormidos. Porque una fusión, para entendernos, no es otra cosa que la oportunidad de un banquero para sentarse en un sillón de más grande. Lo demás son meros añadidos.

Uno más uno no es igual ni a uno y medio. No hay que fusionarse, hay que subir los tipos

Lo cual debería hacernos reflexionar porque, recuerden, también, que la gran empresa, el gran banco, es el único barco que hace aguas por su zona superior.

A partir de ahí y al rebufo del proceso de fusión Caixabank-Bankia, aclaremos varias cosas: un buen banco no es el que tiene mucho capital sino el que tiene poca morosidad. La teoría, escuchada en los grandes despachos, según la cual la única manera de sobrevivir en el sector bancario actual es crecer, alcanzando una masa crítica, sólo demuestra que es el cerebro el que ha encontrado esa masa crítica, aunque un tanto amorfa.

La banca digital no necesita fusiones. Las economías de escala las dan los megas

Queridos lectores: en materia de concentraciones, uno más uno no es igual ni a uno y medio. No hay que fusionarse: el negocio bancario seguirá siendo una castaña mientras no suban los tipos. Y sí: los tipos deberían subir. En tiempos de tipos negativos, el negocio bancario es un contrasentido, con fusiones o sin ellas.

Además, la banca digital no necesita fusiones. En la digitalización, el tamaño no importa. Precisamente el cambio de analógico a digital sólo significa que se puede enviar más información, más lejos y en menos tiempo. Pero eso no hace crecer a un banco, lo que le hace crecer -o no- es el número de clientes.

Fusionarse para despedir trabajadores es una tontería. Los clientes son los mismos y con menos gente y menos oficinas recibirán peor servicio

Otrosí: fusionarse para despedir trabajadores es una tontería. Los clientes son los mismos y con menos gente y menos oficinas recibirán peor servicio.

Además, las legislaciones laborales se están volviendo más flexibles. Por tanto, si quieres reducir plantilla, hazlo tu sólito, sin matrimoniar con nadie.

Entre bancos y fondos, aférrense a los bancos

Y una última advertencia: entre bancos y fondos -o banca en la sombra-, háganme caso: aférrense a los bancos. Al menos estos se ocupan de los depositantes, lo hagan mejor o peor. Los fondos no son garantes de nada y prueba de ello es que no garantizan rentabilidad a sus clientes. Bueno, a algunos sí.

Dicho esto, y al grito de tonto el último… ¡todos a fusionarse!