Tengo una amistad, muy versada en la Biblia, que siempre ofrece el mismo consejo a los católicos a quienes explica las Sagradas Escrituras: no recen ustedes por los pobres sino por los ricos, que lo necesitan más. Y tiene todo el respaldo evangélico: es más fácil pasar por el ojo de una aguja que un rico entre en el Cielo.

Cuando la humanidad camina hacia el abismo, mejor situarse en el furgón de cola

Me gusta recordar su consejo por, al menos, tres razones a cual más pertinente:

1.La iglesia no es una ONG aunque en el siglo XXI se trata de una obviedad de difícil aceptación. La primera plegaria del cristiano debe ser para ir al Cielo, no para medrar en la tierra.
2. El 'pobrismo', no deja de ser una herejía: la pobreza no es un mérito aunque la caridad exija preocuparse por él y ocuparse de él.
3.Cuando la humanidad se encamina hacia el precipicio -y este es el caso- mejor ir en el furgón de cola, sin pretender lo de las feministas: 'visibilidad'. Los ricos van delante y son los que antes se precipitarán al abismo...