Yolanda Díaz, vicepresidente tercero del Gobierno, nos anuncia una reforma de la contratación temporal. Es decir, pretende que haya más contratos indefinidos, fijos, y menos contratos temporales.

Uno supondría que, para este objetivo, lo que propondría la señora Díaz sería un único contrato, indefinido.

Pero no. Lo que se le ocurre a Doña Yolanda es ponérselo difícil al empleador: endurecer el coste del despido. Es la concepción comunista de que el patrón es un sádico que disfruta despidiendo a su trabajadores.

Repito que las tres claves para lograr el pleno empleo son: despido libre, impuestos laborales bajos y salarios bajos dignos (del resto se encarga el mercado).

¡Enhorabuena, doña Yolanda!

Por si fuera poco, otro logro de la vicepresidente, mientras ella presumía de la protección a los 'riders', estos se manfiestaban a las puertas del Congreso. Los bicicleteros protestaban contra la liberadora ley de Gobierno que les impide seguir siendo autónomos y dosificar su trabajo en función de sus necesidades. Más de lo mimso: la burócrata Díaz crea economía sumergida, las plataformas de reparto ya están utilizando subcontratas y empresas de trabajo temporal, la conocida como economía gris, otro intermediario en la estructura de costes.

¡Enhorabuena doña Yolanda!