Hace 30 años, en 1989, en el CERN de Ginebra, Vinton Cerf y Robert Kahn ponían en marcha una serie de códigos para conectar, en tiempo real, ordenadores geográficamente alejados. Ya se sabe que lo bueno de la informática es que ahorra espacio y lo bueno de las telecomunicaciones es que ahorran tiempo.

Para ser exactos estos informáticos ponían en marcha los protocolos TCP/IP que ahora siguen siendo la ruta que seguimos todos nosotros. Habían nacido la World Wide Web (WWW), es decir, Internet.

Por eso me ha sorprendido un librito antología editado por la Universidad de Zaragoza y por la compañía de redes teleco Cellnex. Es una pequeña antología de intervenciones y artículo de Vinton Cerf, miembro de la pareja de creadores.

La fragilidad de los soportes digitales supone un grave problema al que todavía no hemos dado respuesta 

Por cierto era cuando el CERN de Ginebra se dedicaba a cuestiones útiles, por ejemplo a la fusión nuclear controlada y no a chorradas como el Boson de Higgs, porque los empíricos, sean científicos o tecnólogos, son seres que ayudan a la humanidad, salvo cuando pretenden convertirse en dioses… que es a menudo.

Pues bien, me he leído una antología de Vinton Cerf, en un punto que el denomina la “degradación del bit”. En plata, sobre la modificación continua de los formatos que contienen la información. No olvidemos que el papel es material mucho más resistente que todos los soportes digitales, desde el disco, la casete, el CD, el DVD, etc. Ahora bien, Internet lo es todo: libros, información, cine, música… Todo está en la WWW y lo que no está en ella corre el peligro de no existir o de caer en el olvido. Internet es mucho más importante que el CD o l DVD… para los que ya no encontramos sitio en casa. 

Y más: como recuerda el creador de Internet, “los formatos físicos del material están cayendo en desuso. Recordemos, por ejemplo, el uso de los disquetes: ¿existe actualmente algún equipo capaz de leer esos formatos?. Si existe alguno es posible que se encuentre en algún museo y ya no funcione”.

A lo mejor tenemos que volver al libro... o a la transmisión oral

Bueno, pues ahora piensen en que todos esos formatos irán desapareciendo y sus contenidos trasladados a “la nube”. ¿Es más segura la nube? ¿En serio?

Me preocupa -asegura Vinton Cerf- que, conforme pasan las décadas, Internet y todos los demás medios digitales que contienen dichos datos se desintegren en un conjunto masivo de datos inútiles, imposibles de interpretar y sin ningún tipo de significado: un conjunto de bits degradados”.

Y para que entendamos mejor la magnitud del problema, el matemático recuerda: “No se trata únicamente de un problema para los historiadores y arqueólogos del futuro lejano. Sufro pesadillas pensando que nuestros descendientes se preguntarán cómo fue la tierra durante los siglos XX y XXI y no serán capaces de saberlo porque habremos dejado un vertedero de bits degradados”.

Es decir, hablamos de una generación digital una generación sin memoria.

A lo mejor entonces tenemos que volver al libro: ¡Hummmmm! ¿O tendremos que recurrir a la tradición oral?. Pero, para que funcione la trasmisión oral, antes debemos recuperar la memoria perdida.