El domingo 12 de enero se celebra la festividad del Bautismo de Jesús en el Jordán, día elegido por el Papa para bautizar a los hijos de los empleados del Vaticano. Francisco bautizó a 32, para ser exactos.

Y soltó lo siguiente: “Bautizar a un hijo es un acto de justicia para él. ¿Y por qué? Porque nosotros en el Bautismo le damos un tesoro, nosotros en el Bautismo le damos una promesa: el Espíritu Santo. El niño sale con el poder del Espíritu dentro: el Espíritu que lo defenderá a lo largo de su vida. Por eso es tan importante bautizarlos de niños, para que crezcan con el poder del Espíritu Santo”.

Con ello, Francisco arremetía contra la tendencia, cada vez más habitual, de retrasar el bautismo de los niños, incluso “hasta que ellos mismos puedan elegir”. Curioso, no les de a elegir si comen o no, sin tiene que ir al colegio cada día o pueden hacer el pirata, si deben vestirse o ir desnudos, si deben respetar a sus padres o no pero, miren por dónde, bautizarles sin su permiso resultaría un inadmisible atentado contra la libertad del recién nacido.

Pues, para Francisco bautizarles, esto es, darles el Espíritu Santo, no es un atentado contra la libertad sino un acto de justicia. ¡Qué cosas!