Hay que controlar el crecimiento demográfico. Según el informe ‘Perspectivas de la Población Mundial 2019: Aspectos destacados’, publicado recientemente por Naciones Unidas, a finales de este siglo seremos 11.000 millones de personas. Horrible. El diario 'El País' habla de un “crecimiento demográfico desbocado” que los expertos proponen controlar… a través del empoderamiento de la mujer. ¿Comprenden? O sea, empoderar a la mujer para eliminar al churumbel: si eliminas al hambriento eliminas el hambre. 

En otras palabras, vuelve la bomba demográfica que nos invadió el siglo pasado con ultimátums acerca de la falta de alimentos, mientras se tiraban a la basura toneladas de comida. Todo muy coherente. La auténtica bomba demográfica que nos asola en estos momentos es la falta de jóvenes. Ese es el peligro actual. Antes había dos jóvenes por cada anciano. Ahora hay dos ancianos por cada joven. La cosa va mal.

La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), no obstante, se queja de que los “derechos reproductivos” aún no se aplican en todos los países del mundo. Esa es la clave: hay que empoderar a la mujer para que pueda matar a sus hijos no nacidos cuando quiera, como quiera y, por supuesto, gratis. El aborto debe ser un derecho universal y, en algunos lugares, obligatorio. Si no, no avanzaremos porque, para acabar con el hambre, lo mejor es matar al hambriento. Progresismo en estado puro.

La Aecid lo mezcla todo: “Los hombres y las mujeres deber tener acceso a métodos de planificación familiar y lograr la igualdad de género. Las mujeres deber decidir libremente acerca de cuándo y con quién tener relaciones sexuales, sobre el uso de métodos anticonceptivos y el acceso a la salud. Asegurar que mujeres y niñas no sean víctimas de violencia de género, incluidas prácticas tradicionales nocivas. Defender los derechos durante los conflictos y también después de los desastres naturales”. ¡Y olé!

En definitiva, este jueves, 11 de julio, es el Día Mundial de la (des)Población. Enhorabuena a los supervivientes.