Todo lo que me gusta es pecado o produce colesterol

Es una mujer que se desvive por los demás. Siempre puede identificar a “los demás” por su expresión de acosados

Me lo envía un amigo banquero (sí, hay que tener amigos hasta en el purgatorio) y la verdad es que tiene gracia. Ahí va:

La izquierda, durante el ultimo mes:

- Vamos a morir por el calentamiento global.

- Vamos a morir por la contaminación y los atascos.

- Vamos a morir por el heteropatriarcado opresor.

- Vamos a morir por el Covid-19

Parece una secta pseudoapocalíptica: ¿por qué no se suicidan colectivamente y dejan de dar la chapa?

Tiene toda la razón. La izquierda y el progresismo (también hay progres de derechas) que nunca resultó muy inteligente y que incluso tenía cierta tendencia a la mala leche. Ahora bien, nunca había adquirido los tintes agónicos de ahora mismo, que se resume en ese augurio: todos vamos a morir. Y es muy cierto que vamos a morir pero no tiene por qué ser mañana.

Conste que lo hacen como Fernando Simón: para evitar el pánico.

Menos mal.

En paralelo, o en confluencia, la izquierda también se ha convertido en una máquina de prohibiciones: prohibido fumar, prohibido comer, prohibido beber, prohibido piropear, prohibido engordar, prohibido jugar, prohibido viajar, prohibido respirar…

Está resucitando aquella vieja moral que se resumía en dos sentencias:

1.Todo lo que me gusta es pecado o produce colesterol.

2.Es una mujer que se desvive por los demás. Siempre puede identificar a “los demás” por su expresión de acosados.

El coronavirus da para mucho pero ¿y si dejáramos a la gente en paz?

Y un poquito de alegría, mi arma.