• Menos mal que no había peligro de guerra civil en España. Con origen en Cataluña.
  • Sólo hace falta un primer muerto.
  • Y eso, sin reparar en el papel de los mossos.
  • El tonto útil es Puigdemont, el peligro es Pablo Iglesias y la excusa es Sánchez.   
  • Insisto: lo de Cataluña es una pantomima política que jamás logrará la independencia.
  • Pero las majaderías de la CUP llevan a la institucionalidad majadera de Junqueras y Puigdemont.
  • Y la no-independentista Ada Colau llama a la movilización contra la represión. Es decir, a la bronca.
  • Y en Madrid, el neo-comunista Pablo Iglesias coge el relevo y se lanza a la calle, a montar bronca.
  • La impunidad se vuelve injuria y la injuria se vuelve violencia.
Menos mal que no había peligro de guerra civil en España. Con origen en Cataluña. Sólo hace falta un primer muerto. Y eso, sin reparar en el papel de los mossos, esos que permiten a la multitud destrozar los vehículos que la Guardia Civil y que luego les hacen un paseíllo para poder salir de las manos de los pacíficos insultones. Ya hemos dicho que no hay nada que origine mayor solvencia que la resistencia pacífica. Ya saben: la impunidad se vuelve injuria y la injuria se vuelve violencia. Del resto se encarga el rencor, la pasión humana más venenosa y duradera. Gandhi, el inventor de la fórmula de la resistencia pacífica y la no violencia provocó una de las guerras más sangrientas que recuerda el siglo XX. No contra la potencia colonial sino entre los propios indios (musulmanes contra hindúes). Al final, un subcontinente acabó segregado en tres estados con millones de víctimas… gracias a la resistencia pacífica del Mahatma. Si a la resistencia pacífica decretada por Ana Gabriel, toda una estadista, le unes el aprovechado de Pablo Iglesias (en la imagen junto a Ada Colau), dispuesto a exportar la oligofrenia separatista catalana a Madrid, el cuadro de guerracivilismo va adquiriendo perfiles y tonalidades. Para entendernos, el tonto útil es Puigdemont, el peligro es Pablo Iglesias y la excusa es Pedro Sánchez, el español más necio de los últimos cuarenta años, el hombre que quiere ser califa en lugar del califa, aunque luego mande el primer visir, un tal Pablo. Insisto: lo de Cataluña es una pantomima política que jamás logrará la independencia. Pero las majaderías de la CUP llevan a la institucionalidad majadera de Junqueras y Puigdemont. Mientras, la no-independentista, pero un pelín centrífuga, Ada Colau, llama a la movilización contra la represión. Es decir, a la bronca. Y en Madrid, el neo-comunista Pablo Iglesias coge el relevo y se lanza a la calle… a montar bronca. Y eso por no hablar del papel intermedio de los mossos, que muchos separatistas contemplan como el ejército catalán que les liberará de la España represora. Ya nos hemos olvidado de los yihadistas asesinos y apenas se ha cumplido un mes de la masacre. Ahora el enemigo vuelve a ser el de siempre: España. ¿Ha pasado el peligro de guerra civil en España? ¿De verdad podemos creernos eso? Simplemente, el separatismo catalán prende la guerra vil en España. Eulogio López eulogio@hispanidad.com