UBS ganó 1.029 millones de dólares en el primer trimestre del año (unos 930 millones de euros), esto es, un 51,8% menos que en el mismo periodo de 2022. El beneficio operativo antes de impuestos fue de 1.495 millones de dólares (1.350 millones de euros), un 45% menor que el del año anterior.

Lo peor, sin embargo, es que este bajón se debió, principalmente, a la caída del 7% de los ingresos, que no superaron los 8.744 millones de dólares (unos 7.900 millones de euros), y al aumento del 9% de los gastos operativos, que alcanzaron los 7.210 millones de dólares (6.500 millones de euros), en los que se incluye una provisión de 600 millones de euros por litigios en EEUU.

A los inversores no les ha gustado, lógicamente, y la cotización llegó a caer más de un 4,5% en los primeros momentos de la sesión, aunque luego se moderó hasta el 2,1% del cierre.

Y todo esto sucede en plena absorción de Credit Suisse, que compró el 19 de marzo a instancias del Gobierno suizo, por 3.050 millones de euros. ¿Seguro que UBS es la solución.