Triodos Bank se define a sí mismo como banca ética, que trabaja “para construir un mundo mejor para las personas y el planeta”, según reza su web. Es decir, el banco holandés tiene objetivos propios de una ONG, no de un banco, sea ético o mediopensionista.
A ver si nos entendemos: el principal objetivo de un banco debe ser ganar dinero y hacer ganar dinero a sus accionistas, que para eso lo son. Y si no lo consigue, lo apropiado es cerrar la persiana… y a otra cosa, mariposa. Eso es, precisamente, lo que le sucedió al banco en 2024: perdió tres millones de euros después de provisionar 101 millones para cubrir el impacto negativo de los Certificados de Depósito para Acciones (CDA).
El caso es que esta semana, Hans Stegeman, economista jefe de la entidad, ha criticado duramente a Donald Trump, al que acusa de buscar el caos en el mundo para imponer modelos de gobernanza autoritarios, al tiempo que calla acerca del veto impuesto por la Comisión Europea al vencedor de las elecciones democráticas en Rumanía. ¿Comprenden?
Señores de Triodos Bank: un banco ético no es una ONG sino un banco que da pequeños préstamos a emprendedores que quieren poner en marcha su pequeño negocio y no cuentan con avales. Eso es lo que hace, por ejemplo, Microbank.
Menos preocuparse por la democracia y más por hacer ganar dinero a sus accionistas y distinguirse del resto de la banca en que ofrece créditos sin otro aval que el deseo de mejorar y de devoler lo prestado. Eso es lo ético.