Al parecer, no es la primera vez que Irlanda le echa una mano a Facebook. De hecho, la compañía de Mark Zuckerberg tuvo su sede europea en aquel país durante años y ahora sabemos que los motivos no eran únicamente fiscales. Un ejemplo: Irlanda sancionó a Facebook con 50 millones de euros por no explicar cómo comparte datos con Whatsapp, multa que ascendió a 225 millones cuando el asunto llegó al Comité Europeo de Protección de Datos.

Pues bien, según la ONG austriaca Noyb, especializada en la ley de protección de datos europea (GDPR), la noche del 25 de mayo de 2018, justo antes de que entrara en vigor la norma, Facebook, con asesoramiento irlandés, modificó sin avisar los términos de uso y cambió la palabra “consentimiento” por “contrato”. Así, desde ese momento, Facebook no estaría obligada a pedir el consentimiento de los usuarios porque lo que les está ofreciendo es un contrato.

De esta manera, la red social no estaría vulnerando la GDPR, sino que únicamente estaría incurriendo en “falta de transparencia” del mencionado contrato. Consecuencia: en lugar de 225 millones de euros de multa, Facebook solo tendría que hacer frente a una sanción de 36 millones como máximo. Una cantidad insignificante para la red social, que solo en el segundo trimestre facturó unos 30.000 millones de euros.

Además de censurar y robar publicidad a los medios de comunicación, Facebook es tramposo. Muy tramposo.