
Toyota sí teme los aranceles de EEUU en su presente año fiscal, aunque es probable que mantenga el liderazgo mundial en ventas,... y ya calcula en más de 1.000 millones de euros el primer impacto de la política comercial entre los meses de abril y mayo. No hay que olvidar que el país que preside Donald Trump es uno de sus grandes mercados, donde vende el 25% de sus vehículos.
El fabricante automovilístico japonés es pesimista, pues estima que su beneficio neto caiga un 34,7% y su beneficio neto de explotación (ebit) lo haga un 20,7%. Eso sí, sus ingresos ascenderán un 0,8% y las ventas crecerán un 4,7%, a 9,8 millones de vehículos de la marca que le da nombre,… y a 11,2 millones en el conjunto del grupo al sumar la marca Lexus.
Unos pronósticos bastante oscuros que ha dado a conocer en la presentación de los resultados de su último año fiscal (abril de 2024 a marzo de 2025), que se han empezado a resentir por el contexto mundial de crisis de la automoción y por algún tema particular. En concreto, ha tenido limitaciones de suministro, suspensión temporal de la producción y llamadas a revisión de varios modelos por las irregularidades en la filial Hino.
En su último ejercicio, los ingresos se han incrementado un 6,5%, a unos 295.100 millones, debido a la debilidad del yen frente a otras divisas, principalmente. Claro que las ventas han mostrado algo de estancamiento por los motivos comentados, situándose en 9,362 millones (-0,8%) de vehículos de la marca Toyota y en un total de 11,011 millones (-0,7%) al sumar la marca Lexus. Dentro de las ventas, las de vehículos electrificados han pasado de suponer el 37,4% del total al 46,2%, gracias a las nuevas matriculaciones de híbridos.
Por su parte, los mayores gastos (por el escándalo de Hino y las mayores inversiones en tecnología e infraestructura) han provocado una bajada del 7,9% en el ebit, a 39.400 millones; y del 10,4% en el beneficio operativo. Y el beneficio neto ha descendido un 3,6%, a 29.300 millones, por el estancamiento de ventas y las mayores inversiones.
“Pasaron muchas cosas en el ejercicio pasado. Muchos usuarios optaron por nuestros vehículos, incluso cuando el tiempo de espera para la entrega fue largo, y estamos muy agradecidos”, ha subrayado el CEO de Toyota, Koji Sato. Su director financiero, Yoichi Miyazaki, ha añadido que seguirán esforzándose “para mantener nuestra política de aumentos estables de dividendos que recompensen a nuestros accionistas a largo plazo”.
El presidente de Toyota, Akio Toyoda, ha insistido en apostar por diferentes tecnologías (híbridos, eléctricos e hidrógeno) en la nueva movilidad al estar comprometida con la neutralidad de carbono y en una entrevista en Automotive News ha aludido a que los híbridos contaminan menos que los eléctricos pues han vendido unos 27 millones de híbridos que han tenido el mismo impacto que 9 millones de eléctricos. También ha señalado que “creemos que los vehículos deben cambiar a partir de ahora; nuestro objetivo final es lograr cero accidentes de tráfico”, algo que incluye a los autónomos aún en un desarrollo muy incipiente. Además, Toyoda sigue aspirando a hacerse con Toyota Industries, compañía que fundó su bisabuelo, y si se lleva a cabo sería la mayor operación empresarial en la historia de Japón, sin perder de vista su interrelación: Toyota Motor Corporation (creada por el abuelo de Toyota) se escindió de Toyota Industries en 1937, de la que aún controla el 38% del capital; mientras que está última tiene un 9,1% del fabricante automovilístico mundial.