El diario ABC publicaba en su edición del jueves 28 una interesante Tribuna Abierta a Alberto Mingardi que todo analista del sector de las telecomunicaciones debería leer, bajo el sugerente título de "Italia, precedente de Telefónica". Cuenta cómo Italia privatiza Telecom Italia pero, al mismo tiempo, crea reguladores que le condenan a convertirse en un negocio fracasado en origen, al tener que vender red a los competidores a precio de pérdida. Ya saben, para fomentar la competencia.

Es decir, que privatizo pero sigo mandando. Luego al Gobierno de Roma, le entró la nostalgia del poder directo y entró en el accionariado de Telecom Italia, naturalmente para proteger a la empresa de los franceses de Vivendi, mala gente.

Pero, asegura Alberto Mingardi, el objetivo final de los políticos romanos con su reentrada en Telecom Italia era el control político, a través de la operadora "de la información y el consenso que canalizaba", es decir, de lo políticamente correcto. Y sentencia Mingardi: "Ahora, la opinión pública es algo que sucede en Internet. De ahí, la prisa desesperada por ponerla también bajo control político".

Y qué casualidad, cuando el gobierno de Roma vuelve a entrar en el capital de la privatizada Telecom Italia resulta que lo hace con un 10%... exactamente lo mismo que pretende ahora la SEPI de Pedro Sánchez y Marisu Montero, dos personajes que, si alguna vez hubieran montado o gestionado una empresa la habrían hecho quebrar antes de un semana.

Pues bien, ¿quién parará a Sánchez ahora que la historia de Telecom Italia se repite en Telefónica? Moncloa exige un consejero... ojo, además de Javier de Paz, jefe del grupo sociaslita en la operadora.

Por su parte, como ya hemos informado en Hispanidad, Carlos Torres, ha entregado el BBVA al Gobierno a cambio de mantener la Presidencia el banco, acosado por Villarejo, por Turquía y por su propia indefinición en la gestión.

Ahora mismo, la entidad con sede en Bilbao es el principal financiador del Grupo PRISA, de El País y la Ser, armas mediáticas privadas al servicio del doctor Sánchez, como le llama Juan Manuel de Prada y, además, el BBVA no se marchará de Telefónica.

Tampoco lo hará Caixa-Caixabank, participada por el Estado, en el apartado bancario, con un 16,5, una rémora para la entidad que preside Goirigolzarri, y, si pasamos a la cabecera del Grupo. que es la Fundación Caixa... en su gobernanza insisten en participar el PSC y los indepes. O sea, el doctor Sánchez.

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Por tanto, no conviene llamarse a engaño: Pedro Sánchez quiere controlar Telefónica, no por seguridad nacional (créanme, eso le importa una higa) sino por propagada política, como sostén de la quebrada PRISA (con lo que a Pallete le costó desvincularse casi totalmente de ella) y como 'hub' audiovisual progresista, que no en vano Telefónica es una operador audiovisual de relevancia, porque... hoy "la opinión pública es algo que sucede en Internet".

Al tiempo, Telefónica de España, presidida por Emilio Gayo, está a punto de cerrar un ERE... de prejubilaciones, con los sindicatos. Y esto tiene su enjundia, porque Telefónica es el mejor ejemplo de que la digitalización destruye puestos de trabajo -salvo en quien controla las patentes, que no es el caso de España- y de que el alabado teletrabajo es un fracaso. Al menos, lo ha sido en Telefónica.

En cualquier caso el riesgo de este ERE, no forzoso, ahí está la clave, consiste en que, al final, se marchen los trabajadores que no que no quieres que se queden y que se queden los que quieres que se queden.

Y es que la paz social tiene un precio. Sí pero no cualquier precio.