Ya hemos repetido que Masorange no va bien, dentro de su sector, el de telecos, cuyo margen se reduce por meses y que necesita desesperadamente un cambio de modelo. Es el problema de los sectores que desconocen la tecnología que se impondrá pasado mañana.
En el caso de Masorange, que lidera el ceo Meinrad Spenger, los 400 millones de pérdidas del primer semestre, llegaron en el momento más delicado, cuando los fondos Cinven, KKR y Providence, propietarios del 50% de la empresa producto de las fusión entre MásMóvil y Orange, antigua France Telecom, presionan a Spenger para marcharse con la mayor plusvalía posible. Al mismo tiempo, Orange no está dispuesto a pagar una millonada pues serán los franceses quienes deberán asumir la deuda de la compañía. Esa misma deuda/inversión con la que los fondos crearon el milagro MásMóvil y con el que negociaron su acuerdo con la operadora de bandera gala.
La teleco francesa vende información, pero pero está por ver si aseguradoras y eléctricas querrán comprárselo y a qué precio
Un doble acoso, el de los fondos y el de Orange, que, con la progresiva reducción de márgenes en el sector, Spenger no sabe cómo solucionar. ¿Plazo para arreglar tan enrevesado asunto? El primer semestre de 2026.
Y entonces surge la palabra mágica: diversificación. Masorange quieren crear sociedades conjuntas con especialistas de al menos dos sectores: seguros y energía. ¿Qué ofrece MasOrange? Pues la información que tiene sobre millones de clientes. Eso exige cumplir la normas de privacidad de una teleco con sus clientes y, al mismo tiempo, que una aseguradora o una eléctrica estén dispuestos a pagar por esa información cuyo rendimiento final nadie puede asegurar en un principio.
En cualquier caso, Spenger tiene la urgente necesidad de obtener más beneficios. Si no, toda la operación de 2026 puede verse en entredicho: son franceses y pueden asumir muchas deuda, dado su tmañao, pero no son tontos.










