La noticia de este lunes es el acuerdo alcanzado entre Masorange y Vodafone España con el fondo soberano de Singapur, GIC, para crear la mayor empresa de fibra óptica de nuestro país, con casi cinco millones de clientes y 12 millones de unidades inmobiliarias, aproximadamente.

Entre fondos anda el asunto. El 50% de Masorange está en manos de Providence, KKR y Cinven -la otra mitad es de Orange- y Vodafone España es 100 por 100 propiedad de Zegona que, por cierto, se ha disparado más de un 6% en bolsa este lunes, tras el anuncio. El único activo de Zegona, actualmente, es Vodafone España.

Si algo tienen en común Masorange y Vodafone España, además de la citada Fiberco, es su abultada deuda (12.636 y 3.800 millones, respectivamente), el motivo principal que les llevó a anunciar su alianza en fibra, en enero de este año. El objetivo inicial era colocar el 40% de la Fiberco a un tercero, de tal manera que Masorange se quedaría con el 50% y Vodafone España con el 10%.

La operación, sin embargo, no ha salido todo lo redonda que esperaban, ya que GIC sólo tendrá el 25% de la compañía, mientras Vodafone España mantendrá el 17% y Masorange el 58%. Esta última empresa, que dirige Meinrad Spenger, destinará los 3.200 millones de euros de la operación a reducir su apalancamiento, dentro del objetivo de recortarlo hasta 2,75 veces ebitda, según el comunicado remitido este lunes por la compañía.

Todo esto sucede mientras KKR, Cinven y Providence presionan a Orange para acelerar su salida de Masorange -la salida de los fondos-, a ser posible antes de abril de 2026 y culminar así una de las operaciones financieras más significativas de los últimos años.

En cualquier caso, la entrada de GIC en la Fiberco ha sido un golpe de realidad para los fondos, dueños de Masorange. A lo mejor tienen que rebajar sus expectativas.