José Antonio Álvarez es puro optimismo. Si hace un mes defendió que la recuperación económica estaba siendo “muy intensa” en España a pesar de la corrección del INE -el PIB del segundo trimestre fue del 1,1% y no del 2,8%- este miércoles ha insistido, durante la presentación de resultados hasta septiembre, en que el negocio del banco en España marcha bien, a pesar de que los números reflejan que es una de las franquicias más flojas del grupo.

Efectivamente, los márgenes de 2021 del Banco Santander son prácticamente los mismos que los de 2019 -las cifras de 2020 son incomparables-. El margen de intereses de este año (3.009 millones) es sólo 24 millones superior al de 2019 y las comisiones son prácticamente las mismas (1.821 millones en 2021 frente a 1.861 millones en 2019). El margen bruto de este año ha alcanzado los 5.359 millones de euros, frente a los 5.695 millones de septiembre de 2019 y el margen neto, el que más ha variado, ha pasado de los 2.652 millones de 2019 a los 2.822 millones de este año.

La morosidad sí ha mejorado, del 7,23% al 5,99%, pero sigue siendo la más alta del grupo y sigue por encima de la media del sector, que en agosto subió ligeramente hasta el 4,43%.

Para Álvarez, sin embargo, el negocio en España marcha bien y el banco no prevé ninguna acción adicional a lo que viene haciendo hasta ahora. El consejero delegado sostiene, en contra de lo que dicen algunos estudios de terceros, que el banco no ha perdido cuota de mercado. La buena noticia es que no está en sus planes realizar más ajustes. “No tenemos previsto realizar más EREs en España”, ha afirmado. Desde septiembre de 2019, el Santander ha reducido la plantilla en España en 6.675 empleados y ha cerrado 1.904 oficinas, hasta las actuales 1.948.

Relacionado

Álvarez también tiene claro que no hará más compras. “No hemos analizado una fusión con BBVA ni lo pensamos hacer”, ha respondido ante la pregunta de Hispanidad de si tendría sentido industrial la unión de ambas entidades. Tampoco fuera de España, por ejemplo, la filial del Sabadell en Reino Unido, el TSB. “No estamos mirando nada”, ha sentenciado.

El Santander trabaja con la previsión de que el BCE subirá los tipos de interés dentro de tres años. El plazo se ha reducido -era de siete años- por el aumento de la inflación, motivada por el alza de los precios de la energía. El Gobierno Sánchez puede respirar tranquilo: el coste de la deuda no se disparará hasta 2024, si es que se cumplen estas previsiones, y será Pablo Casado, si se cumplen las encuestas, el que tenga que hacer frente a la situación.