Recuerden la nueva operación 'soy víctima' de don Pablo Iglesias, una semana atrás, muy similar a las de las balas amenazantes recibida en plena campaña electoral... y por el fundador de Podemos, entonces vicepresidente... de la que nunca se ha vuelto a hablar. A fin de cuentas, ¿quién va a querer asesinar a Pablo Iglesias?

Pues bien, ahora, en una operación que me resisto a relatarles pormenorizadamente porque no hay quien la entienda, Iglesias se queja de que su siempre buen amigo Antonio García Ferreras, jefe de informativos de La Sexta, casi tan rojo como don Pablo, le ha engañado y ha publicado noticias falsas sobre él, a sabiendas.

La verdad es que no era más que el comienzo de hostilidades, no contra La Sexta sino con el grupo Atresmedia que lidera José Creuheras. Dicho de otra forma: Pedro Sánchez, Jaume Roures, Miguel 'Cubanino' Barroso y Pablo Iglesias han iniciado el asalto a Atresmedia. 

Esto es, por una parte Moncloa, por otra Mediapro, que Roures y Benet nunca aceptaron que Planeta les echara de allí, en tercer lugar PRISA, más un Iglesias arrepentido de no haber hecho caso al viejo aforismo político: nunca presentes la dimisión, podrían aceptártela. 

Lo curioso es que PRISA (El País y la SER), hoy controlados por el jefe de propaganda de Sánchez, Miguel 'Cubanino' Barroso, repito: una empresa en quiebra técnica (en 2021 PRISA perdió más de 100 millones de euros) pretende comprar una compañía en beneficios como es Atresmedia, líder de la televisión privada en España. Y luego está Mediapro, que tampoco está como para tirar cohetes y hasta podría tratarse de cohetes chinos. Lo curioso de PRISA es que está quebrada pero sus directivos de ahora mismo siguen comportándose con la misma prepotencia que cuando manda el gran Polanco.

Detrás de esta operación, está la obsesión de Sánchez contra un telediario: el de Vicente Vallés, que tampoco es tan crítico con el Sanchismo pero le ridiculiza... y con éxito

A todo esto, ¿Atresmedia quiere vender? No, asegura a Hispanidad el nuevo CEO, Javier Bardají. Y tampoco ha puesto en venta ni va a a vender el todo o la parte. 

Ahora bien recuerden que una empresa es la voluntad de sus accionistas.

Y detrás de toda esta operación, radica la obsesión de Sánchez contra un telediario: el de Vicente Vallés, que tampoco es tan crítico con el Sanchismo pero le ridiculiza... y con éxito. Y eso, un ególatra como él no puede soportarlo.