La verdad es que para cumplir con las obligaciones derivadas del artículo 227 de la recientísimamente aprobada Ley 6/2023, de 17 de marzo, de los mercados de Valores y de los Servicios de inversión, como reza la nota de prensa que esta mañana ha publicado Mapfre, nos hubiera gustado un poquito más de información financiera en un formato más o menos normalizado.

En cualquier caso, nos informa el grupo consolidado de una caída de su resultado en el primer trimestre de 2023 de 127,6 millones de euros, que supone una nada desdeñable caída del 17,4% respecto del mismo periodo del ejercicio anterior y eso a pesar de los fuertes incrementos en sus ingresos por primas que, comparando igualmente ambos trimestres, ha cosechado en todos los segmentos de su actividad, especialmente en los ligados al ramo de vida. Esta caída del resultado provocaba a última hora de la tarde una caída del precio de la acción de casi el 3%, en una mala jornada del mercado, en la que el IBEX-35 perdía cerca de un 1,5%.

Los ingresos por primas, todos los ramos, han crecido en un 20,5%, más de 1.500 millones de euros, que es dinero. Sin embargo, el ramo de no vida lo ha hecho en sólo un 10,3% mientras el ramo de vida lo ha hecho en casi un 60%. Insistimos, siempre comparando este primer trimestre de 2023 con el mismo periodo de 2022.

En el ramo de no vida, los crecimientos individuales de los sub-ramos (autos, generales, salud y accidentes) son relativamente parejos y oscilan entre el 7,1% y el 12,6%. Sin embargo, en el ramo de vida, la diferencia entre los sub-ramos de vida riesgo y vida ahorro, es muy acusada. Vida riesgo crece un 19% mientras vida ahorro lo hace en un 136,5% y aporta él sólo el 40% de los 1.500 millones en primas de más que se han cosechado y a los que nos referíamos en el párrafo anterior. La gente se está animando a ahorrar. No sabemos si porque los tipos son mejores, porque hay mucha incertidumbre o porque Mapfre ha dado con el producto y la estrategia de colocación. Imaginamos que una combinación de todo.

Por áreas geográficas, y esto sí que es preocupante, los resultados en España y Portugal han caído en un 34%, que se han compensado con el fuerte crecimiento de los resultados en Iberoamérica (+167%), que se empeñan en llamar LATAM, han permitido absorber no sólo la anterior caída, sino la entrada en pérdidas del negocio en Norteamérica y el incremento de pérdidas en Asia y Oriente Medio, tras el terremoto de Turquía, que es a quien la dirección del grupo atribuye los malos resultados. Esta circunstancia tiene toda la pinta de ser la causa de la caía de resultados, pero se habría agradecido un poco más de información para entenderlo todo.

Así, la rentabilidad de los recursos propios de LATAM casi duplica a la de los recursos propios aplicados a las actividades en la Península Ibérica. El resto de áreas geográficas da, como ya suponen, rentabilidades negativas puesto que están en pérdidas. Esta reducción continua que están cosechando nuestras grandes compañías en España unido a los buenos resultados que vienen obteniendo, especialmente en Hispanoamérica, nos hace comprender la huida constante de inversiones fuera de nuestras fronteras. Máxime cuando la demagogia política ataca los buenos beneficios mundiales e ignora los mediocres beneficios nacionales.

Por lo demás, al final del año estaremos atentos, ya nos lo advierte la propia aseguradora, a los efectos que para la comparabilidad de los resultados de 2023 y 2022 tenga la aplicación de nuevas normas contables (en concreto las NIIF 9 y NIIF 17) pero que, por lo que anticipa no parecen especialmente relevantes.