Lo que está sucediendo en la cúpula de Cellnex es lógico y hasta predecible, tras el nombramiento de Marco Patuano como consejero delegado, anunciado en abril y ejecutado el primer día de junio, en sustitución de Tobías Martínez. Nuevo CEO, nuevo equipo. El último movimiento, el del director financiero José Manuel Asia, mano derecha de Tobías, que dejará la compañía el 31 de octubre, según el comunicado remitido el domingo por la compañía a la CNMV.

El papel de Asia en Cellnex ha sido clave. Desde que entró en la compañía en 2014, por sus manos pasó el debut en bolsa -mayo de 2015- y hasta cuatro ampliaciones de capital exitosas con las que el grupo expandió su presencia en Europa. Tranquilos, a sus cuarenta y pico -casi cincuenta-, Asia no tendrá ningún problema en encontrar un nuevo destino. Por cierto, del anterior equipo ya sólo permanece el que fuera número dos de Tobías y uno de los nombres que sonó para sucederle, Alex Mestre, que podría acogerse al ERE aprobado por la compañía en mayo.

Todo esto constata que Cellnex ha comenzado una nueva etapa en la que ya no primarán las compras sino la entrada de socios minoristas en cada uno de los mercados donde está presente el grupo. El objetivo final es retribuir al accionista, por ejemplo, al fondo TCI -otra vez enredando-, que entró ‘tarde’ pero quiere comenzar a rentabilizar su inversión cuanto antes. La entrada de nuevos socios -sin perder nunca el control, como anunció Patuano en la última conferencia con analistas- serviría para reducir el apalancamiento y lograr el grado de inversión por parte de Standard & Poor’s, que se sumaría al que ya atesora de la agencia Fitch.

Relacionado

Dicho de otra manera, Patuano, que sirve a los intereses de los Benetton, primer accionista del grupo (9,9%), ha elegido no seguir comprando y ha comenzado a vender, no activos, pero sí participaciones minoritarias de las filiales. Se trata de remunerar al fondo TCI -segundo accionista (9,3%)-, cuya paciencia es inversamente proporcional a su avaricia.

Lo más importante, sin embargo, no es que TCI busque rentabilizar su inversión de la mejor manera posible, ni tampoco los movimientos en la cúpula de la compañía. Lo más importante es que está en juego el futuro de las telecomunicaciones en Europa, un mercado muy apetecible para American Tower.

Cuidado, no se está planteando una operación Cellnex-American Tower en pleno despliegue 5G, pero la cuestión es, ¿quién será el dueño de la red? Porque si dejamos Cellnex en manos de los fondos ya podemos intuir cómo terminará la historia y un monopolio de la red sería muy peligroso, mucho más que una supuesta concentración en el sector de las telecos, ahora que Bruselas está analizando la fusión Orange-MásMóvil.

En definitiva, en la era de la hiperconexión de todos con todo, el futuro de Cellnex es clave para Europa. A TCI, sin embargo, le da lo mismo.