Ni Felipe González, ni Rodríguez Zapatero, lograron de El País y de La Ser la sumisión total y absoluta que ha conseguido Pedro Sánchez. Ahora mismo, en El País que preside Oughourlian, mandan dos personas: en lo ideológico, el comisario Miguel Barroso. El responsable de la gestión empresarial es David Mesonero, a la sazón, yerno del presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán

Barroso manda en la ideología, Mesonero en la empresa. Eso sí, la empresa continúa en quiebra. Ahora se trata de jibarizarla para poder subsistir con El País y la Ser, que es lo único que importa

Y esto es bello e instructivo porque, a estas alturas, aún nadie se explica en los mentideros madrileños por qué Mesonero abandonó una prominente carrera en Iberdrola para convertirse en el director financiero de una empresa como Prisa, en quiebra técnica y con una capitalización 50 veces menor. Y hasta los mal pensados hablan del maridaje que el presidente de Iberdrola ha conseguido con el gobierno de la nación. En un momento de decretazos anti eléctricas y con el juez García-Castellón empeñado en mantener la imputación de Galán, hay pábulo para los mal pensados. 

Al tiempo, Mesonero intenta jibarizar la empresa -vender todo lo vendible- con el fin de sanear todo lo saneable, que es mucho. Lo cierto es que, políticamente, sólo interesan El País y La Ser. 

El último cometido de Barroso antes de lograr un multimedia perfectamente sanchista consiste en 'matar' al padre, en otras palabras, prescindir de los servicios de Juan Luis Cebrián como asesor de la empresa. La osadía de Juan Luis no tiene límites, aún sigue criticando al bueno de Sánchez. 

Y para quien quiera saber de qué hablamos, no tiene más que leerse el editorial de hoy -lunes 20- de El País, titulado Balance de una pandemia, 'ferozmente crítico' con Moncloa.