Debate parlamentario sobre los Presupuestos Generales del Estado (PGE 2022). La ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, siempre hace lo que mismo que Schopenhauer con Hegel: primero resumía lo que presuntamente habría dicho Hegel, luego despedazaba su propio resumen. El único problema es que Hegel no lo había dicho.

Me cuesta reconocerlo pero Pablo Casado, un memorión inteligente, se ha mostrado brillante en su crítica al borrador presentado por la ministra de Hacienda, Marisú Montero. 

Eso sí, sobresaliente en Economía, suspenso en moral, porque, sin venir a cuento, y tras poner contra las cuerdas a una flojísima y muy demagógica Montero salió con una financiación de la fecundación in vitro (FIV).

Marisú Montero, perdió los papeles y se vio obligada a sacar el espantajo del Franquismo. Y la corrupción y la eutanasia, lo que podemos hacer las mujeres con nuestro cuerpo… Y a Vox les acusó de odio

Resumen: el presidente del PP descolocó a María Jesús Montero ante un Sánchez ausente. Mientras, Espinosa de los Monteros (Vox) se centra en el dispendio socialista y en la subida encubierta de impuestos. 

 

Contra Vox, Marisú Montero se vio obligado a sacar el espantajo del Franquismo. Y la corrupción y la eutanasia, lo que podemos hacer las mujeres con nuestro cuerpo y cosas así. Al final, todo su empeño, larguísimo empeño, consistió en la originalidad de calificar como fascistas revividos a Vox. Revolucionario, Marisú, revolucionario.