Corporación Pascual se atragantó en 2022 por los mayores costes y el preocupante alza de la marca blanca. Y es que ha duplicado sus pérdidas, hasta los 5,2 millones de euros, según las cuentas depositadas en el Registro Mercantil y a las que ha accedido Cinco Días, pese a que elevó ventas un 21%, como avanzó hace unos meses.

La empresa española y familiar que dirige Tomás Pascual Gómez-Cuétara como presidente ejecutivo ha tenido que lidiar con el aumento de los costes de producción (materias primas, energía, envases, embalaje y transporte), así como con la volatilidad de estos costes. Eso sí, al mismo tiempo, ha intentado no trasladar toda la subida de costes al consumidor, sino sólo “los menores impactos de subida de precios posibles”. Por esto último se ha visto afectado su resultado bruto de explotación (ebitda), el cual ha bajado un 4%, hasta 41,2 millones.

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Pascual también ha tenido que afrontar mayor competencia de la marca blanca, cuyo consumo presenta una tendencia al alza pues sus precios son más baratos que los de una marca propia. En el caso de la leche, la cuota de la marca blanca está en torno al 60% y hay preocupación por si esta sigue escalando y llega a alcanzar el 70%. El alza de la marca blanca ha provocado un descenso del 0,9% de la cuota de Pascual tanto en el mercado de leche líquida, donde ocupa el segundo puesto tras Central Lechera Asturiana, como en el mercado de bebidas vegetales. En este contexto, cabe tener en cuenta que la marca blanca o de distribuidor tuvo crecimiento hasta 2015 por la crisis económica que empezó en 2008, después descendió unos años y volvió a ascender a partir de 2019, especialmente en los últimos años con la crisis económica que ha surgido tras el Covid-19 y que se ha visto agravada por la guerra en Ucrania y la elevada inflación, entre otros aspectos. Entre las marcas blancas de leche están: Hacendado, propiedad de Mercadona -cadena de distribución líder en España, con una cuota del 26,9%- y que está producida por seis empresas españolas -Lactazor, Iparlat, Lactiber, Làctia Agroalimentaria, Naturleite y Covap-; la de Carrefour (fabricada por Lactalis Puleva, Iberleche, Lácteos de Santander S.A. y Letur); Milbona, marca blanca de Lidl que elabora Leche Celta; la de Dia (obra de Lactalis Puleva y el Grupo Leche Río); y la de Alcampo bajo la marca Auchan y que fabrica Lactalis Puleva; entre otras.

La marca blanca creció hasta 2015 por la crisis económica que empezó en 2008, después descendió unos años y volvió a ascender a partir de 2019, especialmente en los últimos años con la crisis económica que ha surgido tras el Covid-19 y que se ha visto agravada por la guerra en Ucrania y la elevada inflación, entre otros aspectos

A la compañía con sede en Aranda de Duero no sólo le han pasado factura los mayores costes y la marca blanca, también parte de la apuesta por el avance en la diversificación: ha afrontado mayores costes financieros por la compra de Café Jurado el año pasado, la cual incluyó deuda y le ha permitido entrar en la distribución de café no sólo en hostelería. Recuerden que Pascual tiene su origen en la cooperativa láctea que asumieron Tomás Pascual Sanz y sus hermanos en 1969; la leche y algunos derivados (yogures, batidos, mantequilla y nata) siguen siendo su principal negocio aportando el 62% de los ingresos, pero ha ido sumando agua, zumos, bebidas vegetales, huevo líquido pasteurizado y café, así como la distribución de otros productos (salsas Heinz, cereales Kellogg’s, café y cerveza). Tras el fallecimiento de Tomás Pascual Sanz en 2006, su hijo primogénito, Tomás Pascual Gómez-Cuétara, tomó las riendas y avanzó en la diversificación: entró en la distribución de café para el sector de la hostelería (el cual le permitió crecer en ventas en 2021) con la compra de Café Mocay en 2010 y el año pasado adquirió Café Jurado y llegó a un acuerdo con Just Eat para vender directamente a particulares y que esta última lo reparta. 

La compañía presume de que “ha seguido generando beneficios sólidos de su negocio principal en un contexto tremendamente adverso para el gran consumo y las marcas de fabricante”, pero lo cierto es que también se ha visto obligada a incrementar su apuesta internacional

En 2022, el negocio de fabricación alimentaria aumentó ingresos un 22%, destacando la venta de lácteos (+26%, a 517,4 millones) y la de derivados (+36%), así como el liderazgo en cuota en agua. A esto se sumó la recuperación de ingresos preCovid también en el canal de la hostelería y 38,6 millones (+5%) del negocio inmobiliario.

La compañía presume de que “ha seguido generando beneficios sólidos de su negocio principal en un contexto tremendamente adverso para el gran consumo y las marcas de fabricante”, pero lo cierto es que también se ha visto obligada a incrementar su apuesta internacional: ya está presente en 52 países y su nuevo plan estratégico tiene un enfoque específico en mercados donde ha detectado un potencial determinado (Filipinas, Angola, Caribe y Marruecos), que incluye empresas conjuntas con socios locales para que al modelo basado en la exportación de producto (especialmente en la categoría de yogures), se une la producción local en terceros países.

La Federación Nacional de Industrias Lácteas (FeNIL) ha advertido que el sector lácteo español pierde competitividad frente a otros países europeos pues el precio pagado al ganadero por la leche cruda de vaca es el más alto de la Unión Europea

Luis Calabozo, director general de FeNIL

 

Paralelamente, este martes, en la presentación del barómetro del sector lácteo, la Federación Nacional de Industrias Lácteas (FeNIL) ha advertido que el sector lácteo español pierde competitividad frente a otros países europeos pues el precio pagado al ganadero por la leche cruda de vaca es el más alto de la Unión Europea (en agosto fue de 0,515 euros por kilo, frente a los 0,41 euros de Alemania y los 0,452 euros de Francia, y la media comunitaria de 0,436 euros, según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y de la Comisión Europea. Asimismo, nuestro país es el principal país productor de leche de oveja y el segundo de cabra de la UE, cuyos precios pagados en origen son los más elevados de la serie histórica.

Luis Calabozo, director general de FeNIL, ha señalado que “la industria láctea española en general, y la quesera en particular, están perdiendo competitividad, lo que nos está llevando a perder posiciones en los mercados. Esta situación ha propiciado la entrada en masa en España de productos lácteos extranjeros, principalmente quesos, a precios más bajos, desplazando en el lineal y en la cesta de la compra los lácteos de nuestro país”. “Todo ello, sumado a las estrategias históricas de venta por parte de la distribución a unos precios en el lineal artificialmente bajos (leche UHT principalmente), representa un gran desafío para una industria láctea con una rentabilidad y unos márgenes muy erosionados por la crisis de costes que se atraviesa (energía, envases, transporte, laborales, etc.), pero muy especialmente, por el coste de la materia prima leche”, ha añadido.